Eran por lo menos seis los atacantes que llegaron a la casa de Luciano ‘Chano’ Santino Ruiz, el nene con síndrome de Down asesinado en su casa de Mariano Acosta, en Merlo. Y la más sanguinaria de las hipótesis toma cuerpo: no fue un crimen por error, sino que se trató de un hecho premeditado y definido para hacer daño. “Lo fueron a matar directamente”, refirió una fuente vinculada a la investigación en curso. Mientras, su familia debió abandonar el barrio por sentirse amenazada, tal como reveló su mamá en un video.
Las últimas novedades en el expediente se remiten a la detención de una mujer de 40 años, identificada como Cintia Soledad Borda, pareja del principal sospechoso de haber disparado los balazos mortales contra la criatura. Sobre ella recae la acusación de haber sido parte de la organización criminal y de haber manejado el auto en el que los asesinos escaparon tras matar al chiquito.
Como informó Primer Plano Online, pocas horas después del crimen fueron detenidos en el barrio San Alberto, de Ituzaingó, Maximiliano Armando Vera (concubino de Borda), Maximiliano Enrique Vázquez, y Lucio Esteban Martínez.

Los tres están imputados por los delitos de homicidio cometido con arma de fuego agravado por el concurso premeditado de dos o más personas reiterado (dos hechos) uno de ellos en grado de tentativa; homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas en grado de tentativa y portación ilegal de arma de fuego de uso civil. Cabe recordar que en el mismo episodio el hermano de Chano fue herido de una puñalada en el glúteo.
Siempre según lo establecido hasta el momento por el fiscal Hugo Ravizzini, de la Fiscalía Nº 7 de Morón, los asesinos llegaron a la casa de la calle Cayol al 3700, entre Blanes y Rivera de la mencionada localidad de Merlo esgrimiendo armas de fuego. Ingresaron por la fuerza a la humilde finca y “al grito de ‘los vamos a matar a todos’, efectuaron disparos”. En el domicilio había tres niños, entre los que estaba ‘Chano’, con su mamá y su hermano de 19 años, el cortado con una navaja.

Luego de las declaraciones de rigor tomadas en sede judicial, la hipótesis que esbozó este medio en el primer artículo sobre el tema tomó mayor fuerza: es que otro hermano de Luciano reconoció haber tenido una relación de pareja con Borda y, tras finalizar el vínculo, tanto ella como Vera lo amenazaron diciéndole que “le iban a matar a su hermano para hacerlo sufrir”. Allí radica la principal teoría en torno a un crimen sanguinario, del cual los investigadores judiciales no tienen antecedentes.
“Venganzas entre gente adulta son habituales. Pero matar a un niño de esa manera es algo casi nunca visto. Es realmente llamativo el nivel de violencia con el que actuaron los asesinos”, describió un vocero de la pesquisa en curso. Los testimonios, las evidencias recopiladas y los antecedentes de los detenidos hicieron que el juez de Garantías Gustavo Robles confirme las detenciones de los cuatro sospechosos, los tres varones y la mujer.
Vera, asimismo, fue condenado en 2012 a la pena de 9 años y 11 meses de prisión y la declaración de reincidencia por los delitos de robo doblemente agravado por su cometido en despoblado y en banda y mediante el uso de arma de fuego, mientras que Vázquez fue condenado en 2018 a 6 años y 10 meses de prisión por los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego (dos hechos) y portación ilegal de arma de fuego de uso civil.
La investigación no está cerrada: hay por lo menos tres personas más que están siendo buscadas como parte del plan criminal.
