El Tribunal Oral Criminal Nº 5 de Morón, presidido por la jueza Julia de la Llana e integrado también por sus pares Marcos Lisa y Gabriel Sotelo, condenó al confeso asesino de Ian Paz, el joven de 18 años que murió en brazos de su mamá tras ser atacado a balazos en la puerta de su casa de la calle Granaderos al 2200 de Parque San Martín, en Merlo, tras una discusión.
Luego de su testimonio en el juicio aceptando lo que había hecho, Carlos Gabriel González recibió la pena de 13 años de prisión en orden a los delitos de homicidio simple agravado por el empleo de arma de fuego, portación ilegal de arma de fuego, amenazas agravadas por el empleo de arma y lesiones leves.
Asimismo, el otro sujeto que intervino en el ataque, Leandro Yoel Zarza, quien ya había sido desvinculado del crimen, recibió la condena de seis meses de prisión en suspenso por el delito de lesiones leves, en este caso producidas contra papá y mamá de la víctima fatal del hecho en circunstancias en que la pareja salió en defensa de su hijo.

A Zarza en la instrucción inicial se lo tuvo con instigador del crimen por haberle gritado “¡dale, matalo, matalo!” a González en medio de la reyerta que se desarrolló en la vereda de la casa de Paz. Después de esa frase salieron los tres disparos del arma que portaba González, de los cuales uno fue al aire, el primero pegó en un codo de Ian y el otro en el tórax: fue el que resultó mortal.
LA DISCUSIÓN QUE DERIVÓ EN EL ABSURDO ATAQUE
Según quedó probado en el expediente judicial, el 25 de diciembre de 2021 antes de las 7, Zarza y González, tras protagonizar una discusión con Nicolás Oros y Ian Paz, se presentaron a bordo de una motocicleta marca Yamaha modelo FZ250 sin patente en la casa del muchacho asesinado.
Es el día de hoy que la mamá del joven asesinado, Luciana Gorosito, no sabe el motivo de la rencilla previa aunque sí tiene claro que su hijo fue la víctima equivocada, porque el entredicho lo habían tenido los agresores con Oros, no con Ian. Pero descargaron su ira criminal contra él.
De aquella mañana Luciana se acuerda todo: de cómo su esposo salió a defender a su hijo tras escuchar los gritos y las amenazas que le espetaban en la vereda. Además, lo estaban golpeando entre tres, aunque el tercer agresor jamás pudo ser identificado. Después de eso los disparos, ejecutados a menos de dos metros de distancia. Es decir, un fusilamiento.

“La verdad, para mí 13 años es poco, muy poco. Justicia sería que pague con su vida, pero eso no se puede. Es igual un alivio al alma que tenga que estar encerrado durante todo este tiempo. Nos arruinó como familia: estamos tratando de salir adelante”, reflexionó Gorosito en conversación con Primer Plano Online.
“No creo en su arrepentimiento y jamás lo perdonaré en mi vida lo que hizo. Por mí, que se pudra en la cárcel”, cerró en referencia a la confesión de González y el perdón que le brindó a la familia a Ian en la única audiencia que tuvo el juicio. La mamá de Ian agradeció a su abogado, Yamil Castro Bianchi, por haber acompañado su padecimiento hasta el final de la batalla judicial.