Juli pudo al fin dejar el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires. No le fue fácil, es cierto. Pero su lucha incansable y su fuerza de voluntad le permitieron seguir dándole pelea a todos los males que le tocaron en suerte en sus poquitos años de vida.
El alta médica llegó de la mano de los óptimos resultados de laboratorio de las últimas horas y gracias a que los parámetros hepáticos se estabilizaron y sus riñones volvieron a funcionar por sí solos, sin necesidad de continuar con la diálisis.
En casa la esperaba un recibimiento a puro amor. Carina, su mamá, se emociona cuando cuenta que “después de haber corrido tanto y de que Juli pasara tantos días internada, fue hermoso volver a sentarnos los cuatro juntos a la mesa”. El verbo que domina la escena en la casa de los Ruiz Carrizo es “disfrutar”. Se sienten felices y agradecidos: en la larga nómina enumeran a Dios por haber permitido el milagro de que Julieta sobrepasara todas las adversidades que se le fueron presentando; a los familiares; a los amigos y hasta a los desconocidos que se acercaron a la clínica a donar sangre o simplemente rezaron por ella.
Es que la pequeña llegó a este mundo con complicaciones que hacen que el “ahora” sea un valor por demás preciado para su familia. Julieta recibió un trasplante de hígado en 2015 y si bien su órgano funciona perfectamente, padece un tipo de colestasis que obstruye el flujo de la bilis del hígado por lo que convive con un drenaje de la vía biliar que le genera constantes infecciones. Fue esa circunstancia la que la llevó al Hospital Italiano hacia fines de enero para realizar un procedimiento programado, pero una falla multiorgánica la dejó durante 18 días en terapia intensiva en estado crítico conectada a un respirador.
Juli deberá seguir conectada a su drenaje. En lo que al futuro respecta, Luciano, su papá, le detalló a Primer Plano Online que “le restan al menos dos intervenciones más, ya que se le debe colocar un stent en la vía biliar para que no repita las obstrucciones que tantos problemas le ocasionaron hasta ahora”. Aún no está fijada la fecha en que la chiquita será sometida a estos procedimientos.
Por lo pronto, sus padres siguen bien de cerca el tema de su alimentación. Además del hecho de que Julieta es celíaca, cuentan que es problemática y selectiva en extremo a la hora de comer. Por otra parte, la estenosis que padece (estrechamiento en las vías de comunicación con el hígado) le suma restricciones. Si bien antes de la internación consumía los alimentos por boca, ahora está conectada a una bomba que por medio de una sonda nasogástrica le provee una leche especial que le permite ganar peso sin que su hígado sufra.
Como parte de su recuperación, Julieta sigue en su casa con los ejercicios de kinesiología iniciados en la clínica para mejorar la motricidad de sus piernas, que perdieron musculatura después de pasar más de dos semanas acostada en una cama de terapia intensiva. “Si bien le cuesta esfuerzo, le pone mucha voluntad”, valora su mamá.
Para recobrar el ánimo y procesar los miedos que le dejaron los traumáticos días vividos, los médicos recomendaron a sus padres que Juli tenga en lo inmediato acompañamiento terapéutico. Luciano reconoce que “está muy sensible y la entendemos, ya que si bien todos pasamos días terribles, es Juli la que debió ponerle el cuerpo. Su hermana Camila, Carina y yo simplemente acompañamos su día a día velando por su bienestar y apostando a su constante evolución”.
Para recobrar el ánimo y procesar los miedos que le dejaron los traumáticos días vividos, los médicos recomendaron a sus padres que Juli tenga en lo inmediato acompañamiento terapéutico. Luciano reconoce que “está muy sensible y la entendemos, ya que si bien todos pasamos días terribles, es Juli la que debió ponerle el cuerpo. Su hermana Camila, Carina y yo simplemente acompañamos su día a día velando por su bienestar y apostando a su constante evolución”.