Culminaron las audiencias en el juicio por el crimen del colectivero Federico Rivero en Merlo. El Tribunal Oral Criminal Nº 5 de Morón escuchó los alegatos de las partes y se apresta a dictar sentencia en los próximos días. En la última jornada de deliberaciones Jonathan Acosta, uno de los acusados, declaró ante los jueces y la jueza y reiteró su inocencia. Mientras, el otro imputado, Sergio Armoa, volvió a amenazar a la viuda de la víctima fatal, tal como ya había hecho.
Para la fiscal Graciela Biassotti, lo que se ventiló en el debate ratifica su teoría inicial sobre los hechos, por lo que pidió la pena de prisión perpetua para ambos acusados por los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego, portación ilegal de arma de guerra en concurso real con homicidio criminis causae. El abogado de la viuda de Rivero, Hugo López Carribero, coincidió con la calificación y el monto de la pena solicitado.
Sin embargo, el defensor de Acosta, Juan Carlos Gómez, solicitó la absolución de su defendido porque la Fiscalía “no logró reunir prueba contundente como para cambiar su situación procesal de inocencia”. Asimismo, que no se presentó a declarar en el juicio el otro testigo que lo señaló como autor del crimen y que la declaración del joven imputado fue exactamente igual a la que realizó en la etapa de instrucción el 3 de julio de 2020.
Por último, el defensor de Armoa pidió un cambio de carátula en el enfoque del caso, y que sea condenado por homicidio en ocasión de robo, que tiene una pena en expectativa de 10 a 15 años. Es decir, a diferencia de Acosta, ese acusado con ese planteo reconoce haber sido uno de los dos atacantes de Federico Rivero aquella noche fatídica del 16 de junio de 2020 en que lo asesinaron mientras esperaba que su esposa termine de comprar una gaseosa en un almacén. Además, cabe aclarar que en su poder los investigadores hallaron el arma homicida.
LA DECLARACIÓN DE ACOSTA
La última declaración que se escuchó en el juicio fue la de Jonathan Acosta, quien ya desde la cárcel en la que se encuentra alojado había clamado su inocencia en una entrevista con Primer Plano Online. “Hace un año y once meses que estoy privado de mi libertad injustamente. Soy inocente y tengo la mente tranquila. Todos los días me pregunto por qué me acusan”, señaló ante el tribunal integrado por los jueces Marcos Lisa, Gabriel Sotelo y la jueza Julia de la Llana.
El joven describió lo que hizo aquella jornada del crimen trabajó hasta las 19.30, que le pidió un vale de 1.300 pesos al encargado y luego esperó el tren en la estación Ramos Mejía. Mientras eso pasaba intercambiaba mensajes con su hermana que intentaba cobra el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), y viajó en el ferrocarril Sarmiento hasta la estación de Merlo. Bajó 20.15 del tren, caminó dos cuadras y esperó el colectivo en Libertador y Riobamba. En ese momento su hermano, que está detenido en el penal de Sierra Chica, le pidió que le haga una carga a su teléfono celular y realizó la operación en un kiosco ubicado allí, justo frente a la parada del colectivo.
Tomó el transporte y bajó en Pierson y Ayacucho, para visitar a un amigo, que no estaba. Esperó que vuelva su amigo y fue hacia su casa. La mujer lo estaba esperando con carne al horno. Al otro día hizo la misma rutina: se levantó y fue a trabajar. Pero un día después, que trabajó al mediodía, fue para su casa y un amigo llamado Lucas le dijo que en el barrio estaban diciendo que él había matado a Rivero. Tomó la decisión de ir a la unidad sanitaria donde trabaja la esposa y la mujer le dijo que se quedara tranquilo porque habían salido en las noticias el identikit de los asesinos.
Pese a eso fue a la comisaría de Libertad para preguntar si era verdad que lo estaban relacionando con el crimen de Federico: lo recibieron los policías que estaban en la mesa de entradas le empezaron a hacer preguntas. Desde entonces quedó detenido. En su exposición cuestionó al fiscal Capello, que lo llevó a declarar después de un mes y tardó varios meses en pedir las cámaras de los lugares en los que estuvo: estaciones de tren, una cervecería de enfrente del comercio en el que trabajaba y del local en el que le cargó el celular al hermano.
LA PERICIA CLAVE
Fue realizada por las peritos María Alejandra Santos y María Peña en La Plata y sirvió para confirmar que la voz que se oye en los mensajes que Acosta le mandó a su hermana le pertenece a él. Ambas funcionarias integran el cuerpo de Asesoría Pericial de la Procuración bonaerense.
En su informe afirmaron que el mensaje de audio registrado el 16 de junio 2020 corresponde a Acosta y que de fondo se escucha la voz de un masculino ofreciendo alfajores. Es decir, el acusado envío ese mensaje desde el tren en marcha, cuando se dirigía a Merlo. Por otra parte, el informe de la compañía de celular que tenía en su poder determinó que la antena impactó a las 19.54 en Villa Sarmiento, partido de Morón, donde trabajaba. Luego a las 20.35 en Merlo centro y a las 21.30 en su casa. El crimen de Rivero fue a las 20.06.