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lunes, enero 20, 2025
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Jugadores de bajísimo nivel y otros que no dieron la talla: claves del fracaso de Morón

La institución, que dispuso un presupuesto importante para la categoría con la finalidad de pelear por el ascenso, se quedó afuera del Reducido en la última fecha de la fase regular y en el cuarto minuto de descuento en el partido contra un equipo que jugará un desempate por no descender. Gente perpleja y algunos gritos amenazantes en cercanías del vestuario.

Deportivo Morón se quedó afuera del torneo Reducido por el segundo ascenso a la Liga Profesional y el club recibió un verdadero mazazo para su futuro al corto plazo. La dirigencia debe abonar salarios de octubre, noviembre y diciembre cuando el horizonte de competencia tiene a febrero como fecha más próxima. Casi medio año sin la principal actividad de la entidad.

Las responsabilidades de lo que pasó, está claro, son compartidas. Desde la Secretaría Técnica, que armó un combinado de futbolistas que traían buenos antecedentes pero que, salvo excepciones, pocas veces dieron la talla. Caso testigo el del arquero Josué Ayala, que se sigue yendo a entrenar todas las semanas al predio de Pontevedra para cumplir su contrato pero que desde el partido con San Telmo en la ida que no es tenido en cuenta.

Hombres con vasta trayectoria pero que cometieron yerros insólitos como Maximiliano Coronel (todavía es pregunta qué hizo en el encuentro con Flandria en la ida) hasta otros que no lograron consolidarse jamás, como Diego Sosa o Agustín Allione, y aquellos que alternaron rendimiento como Gonzalo Berterame, Brian Orosco y Franco García.

Además, los conocidos: Bruno Galván, Agustín Gómez, Damián Adín, Santiago Úbeda y Santiago Coronel metieron picos de bueno juego con largas siestas en los partidos en donde se necesitaba de ellos, mezclados con chicos que tuvieron sus primeras apariciones y son, claro está, los menos responsables del naufragio: Facundo López, Pablo Ferreira y Santiago Kubiszyn.

El futbolista más importante que tuvo Morón en la temporada fue Ezequiel Rescaldani. Luego de un mal comienzo, en el que generó murmullos porque la pelota le rebotaba y no encontraba el arco rival, se convirtió en pieza clave para el andamiaje del equipo. Su explosión coincidió con los mejores momentos del plantel en la temporada. Aquella lesión contra Gimnasia de Mendoza y sus seis semanas afuera coincidieron con la debacle.

Al cuerpo técnico de Alejandro Migliardi y Joaquín Iturrería hubo poco espacio para evaluarlo, porque en la sexta fecha, tras la derrota contra Flandria fue echado. Llegó Fabián Nardozza y convirtió a ese equipo anodino, que parecía condenado a pelear por la permanencia en la categoría en protagonista. Llegó a estar cerca de la cima y hasta ganó el clásico con Almirante Brown de visitante, pero de los últimos seis cotejos empató cuatro y perdió dos.

Es decir, falló en la recta final y decisiva. También el entrenador, más allá de haber despertado la ilusión y de ser un indiscutido, quedó en la mira por los cambios que realizó en varios partidos.

Deportivo Morón cerró la temporada muy temprano, mucho antes de lo previsto y con un sabor amargo. Incluso no logró clasificar para la Copa Argentina 2024, un torneo que suele darle alegrías a su gente e ingresos a la institución. Una verdadera pena que merece ser revisada y evaluada para la toma de decisiones a futuro.

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