Hay que ser muy profesional para intentar salvar la vida de un asesino, que acaba de causar conmoción en la sociedad por haber sido protagonista de un brutal femicidio. Los médicos del Hospital Güemes, de Haedo, cumplen con el protocolo para que la salud de César Díaz se recomponga de las heridas que se autoinfligió luego de asesinar salvajemente a su ex pareja, Sabrina Ovalle, en un hecho que conmocionó a todo un barrio.
“Se provocó heridas en el tórax al verse rodeado por los vecinos que impidieron que escape. Quienes lo vieron describieron que estaba como alienado, y cuando lo atraparon se clavó el cuchillo en el tórax”, describió a Primer Plano Online una fuente con acceso al expediente.
En estos días, se multiplicaron en las redes sociales los posteos de familiares, amigos y compañeros de trabajo del supermercado Yaguar, donde trabajaba, para recordar a Sabrina. Una línea argumental unió las publicaciones, en un marco de profundo dolor e indignación: sus dotes como mamá y como mujer.
En octubre pasado, Sabrina había pedido ayuda en el Consejo de Mujeres por la Igualdad de Género de Ituzaingó. Allí la asesoraron para que haga la respectiva denuncia en un juzgado de Familia.
Desde entonces le habían otorgado la exclusión del hogar a Díaz, aunque en rigor ninguno de los dos la respetaba por completo. Él porque no trabajaba y cuidaba a sus hijas; ella porque el padre estaba con las nenas cuando cumplía su jornada laboral.
https://www.primerplanoonline.com.ar/index.php/2020/01/03/femicidio-en-ituzaingo-degollo-a-su-ex-mujer-delante-de-sus-pequenas-hijas-intento-suicidarse-y-fue-retenido-por-vecinos/
“La violencia que refirió en la justicia era de tipo verbal, nunca física hacia ella. Por eso no tenía dispositivo antipánico”, agregó otra de las fuentes consultadas por este medio.
Las nenas están, por estas horas, al cuidado de una tía. El hijo mayor de Sabrina, producto de otra relación, está con su padre biológico, con quien estaba de vacaciones al momento del hecho.
