Un descuido que pudo ser fatal. La oficial Marcela Naffin, numeraria de la Policía Local de Vicente López, dejó su pistola reglamentaria en el horno de la cocina de su domicilio, que encendió sin recordar lo que había dentro. De milagro no fue una tragedia.
Sucedió en una vivienda de la calle Payró al 1600, en Virreyes, partido de San Fernando. La mujer, de 36 años, estaba franco de servicio, había dejado el arma en ese lugar “por razones de seguridad”, informaron fuentes policiales.
Pero al intentar calefaccionar la vivienda durante la madrugada sintió una serie de estallidos que no logró explicar hasta que pudo abrir la puerta del horno. Lo que pasó es que, producto del calor, detonó la totalidad de las municiones que se encontraban en el cargador.
Alarmados, los vecinos llamaron de inmediato al 911 al escuchar los ruidos. Un móvil policial se presentó en el lugar y la dueña de casa contó lo ocurrido. “De milagro sólo fue un accidente”, reflexionaron a Primer Plano Online desde el ámbito judicial. Por el momento no hay temperamento adoptado con la agente, que resultó ilesa.