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jueves, febrero 13, 2025
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La increíble travesía de una familia de Moreno que llegó en bicicleta a Tandil, Balcarce y Mar del Plata

Seis días de ida y otros seis de vuelta. Hernán Ibarra, su esposa Leidi y sus hijos y hijas Ruth, Karen, David, Aaron y Abraham, de entre 5 y 16 años, cumplieron el desafío de llegar a tres ciudades que se habían propuesto conocer pero que los recursos familiares no permitían hacerlo de otro modo.

Decidieron emprender una aventura increíble para poder tener sus vacaciones. Tomaron sus bicicletas y empezaron a pedalear. Fueron, en total, 860 kilómetros entre ida y vuelta atravesando rutas y caminos rurales en los precarios rodados que tenían. Así llegaron a Tandil, a Balcarce y a Mar del Plata, en donde al fin se encontraron con las olas y la arena.

“La gente que encontramos en el camino nos hizo todo mucho más fácil. Había una promesa a cumplir, que era por el desempeño escolar. Incluso una de mis hijas no pudo hacer su viaje de egresados y decidimos hacerlo como familia a los lugares que ella quería”, contó Hernán sobre la inolvidable experiencia.

A lo largo del viaje pararon en estaciones de servicio y se fueron alimentando con lo que tenían a mano hasta llegar al destino. “Cuando uno va pedaleando lo único que quiere es llegar y tomar agua para hidratarse”, describió Hernán. Es por eso que las raciones de comisa diaria alcanzaron para poder superar los seis días de ida y otro tanto de regreso.

Además, en el medio recibieron la solidaridad propia de los pueblos de la Argentina. “Conocimos a la abuela Celia en un pueblo llamado Miranda que nos hospedó en su casa, nos dio de comer unos fideos con salsa de cordero maravilloso. Otra familia nos recibió en Tandil y nos regaló cuchillos, además de hacernos conocer la ciudad. En la mayoría de los lugares fue así. Incluso en algunos campings nos dejaron estar gratis”, narró el papá, orgulloso de la vivencia.

No todo fue fácil. El más chico, Abraham, un día se plantó y se quiso volver cuando ya estaban por Lobos, donde hicieron 9 kilómetros caminando por el pasto. La voz del papá fue quien lo convenció. “Le aseguré que íbamos a parar en el primer kiosco que nos cruzáramos para que se compre lo que quiera. Y eso ya fue en el pueblo, ya habíamos llegado”, reveló Hernán.

La familia Ibarra paraba dos veces al día antes de seguir pedaleando: una para almorzar y la otra para quedarse en el lugar al que querían arribar según los tramos prestablecidos. Y cumplieron uno de los sueños: sacarse una foto con el arco del ‘Dibu’ Martínez en Mar del Plata. No lo pudieron ver al arquero campeón del mundo en Qatar, pero sí se trajeron el recuerdo.

Cumplida la travesía, los Ibarra recuerdan el mensaje de muchos ciclistas que se cruzaron por los caminos. “Todos nos alentaron a seguir”, subrayaron, valorando cada palabra positiva que recibieron. Y cerraron con la próxima locura que se van a proponer: el destino será Paraguay, donde hay parientes de mamá Leidi y en donde Hernán vivió dos años en Ciudad del Este. Quizá lo puedan hacer con mejores bicicletas, porque en Moreno les están preparando un homenaje sorpresa con regalos y reconocimientos.

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