Era un domingo como cualquier otro en Castelar, pero las llamas interrumpieron la tranquilidad del fin de semana. Ocurre que por esa viruta que se desprende del pino de un vecino y el calor, comenzó a prenderse fuego la parte superior de la casa de María Isabel Ruiz, ubicada en Cogliati y 14 de Julio, y en ese momento se inició una odisea que aún continúa.
“Mi hijo agarró la moto y fue hasta el destacamento de bomberos de Merlo Gómez, que está a 5 cuadras de mi casa. Pero el sereno le dijo que no están los fines de semana y no podían ayudarnos”, narró la dueña de la casa a Primer Plano On Line.
A esa situación, el fuego y la falta de bomberos, se sumó un hecho que vienen denunciando cientos de vecinos en todo el conurbano: directamente no había agua en el domicilio, algo que se hace extensivo a todo el barrio. “Primero fue la presión, que empezamos a notar hace como 5 meses. Pero ahora no hay ni una gota. Veíamos las llamas y no tener agua para hacer algo es desesperante”, agregó ‘Marisa’, como la conocen sus vecinos y allegados.

Como a los 40 minutos de iniciado el fuego finalmente acudieron los bomberos de otro destacamento, pero ya era tarde. Todo lo que había en el piso superior se perdió, fue arrasado. Ahí, en esa casita, vivían su sobrino y la esposa, embarazada de 4 meses. Al ver las consecuencias del siniestro, los servidores públicos se dedicaron a extinguir las llamas que quedaban y luego a enfriar el techo de la casa de abajo, donde vive Ruiz, para evitar que la losa sufra algún daño.
“El lunes presenté denuncias contra AySA y también contra los bomberos, por los que no vinieron y lo que tardaron en venir los otros. Fui en persona hasta la sede central de la empresa de agua, en capital, y me mandaron dos inspectores que dijeron que en la casa estaba todo bien y el problema era en otro lado. Más allá de la desgracia que me pasó no se puede vivir sin agua, es tremendo lo que nos pasa”, agregó la vecina.
Como casi siempre que ocurren estas emergencias, la solidaridad de la gente fue total. Le alcanzaron al joven matrimonio ropa, mercadería comestible, dentífricos. Y siguen aguardando por todo lo que puedan proveerle, porque se quedaron sin nada, perdieron lo poco que tenían en esa casa en la que intentaban armar su propia historia de vida a la espera de su hijo.
Desde el municipio de Morón le indicaron que esa estructura de arriba debía ser demolida por seguridad (existe riesgo de derrumbe) y que ellos no podían darles materiales para reconstruirla porque no es una propiedad de la víctima directa, que es el sobrino de María Isabel Ruiz.