Gerardo Martínez transita su primera temporada en el fútbol peruano. Juega desde hace casi un año en la Universidad Técnica de Cajamarca, un club de la primera división.
El 14 de marzo el país andino decretó la cuarentena y desde entonces Gerardo, su esposa Luciana y su pequeña hija Guillermina de un año, están aislados preservando su salud puertas adentro. Sin embargo, a pesar de los cambios de hábito que impone el aislamiento Martínez asegura que su rutina no se modificó tan radicalmente. “Esta ciudad es muy tranquila y no solemos salir mucho”, le contó a Primer Plano Online. Cajamarca es una ciudad del área montañosa del norte de Perú, ubicada a 2.800 metros de altura y a 860 kilómetros de Lima. Sin embargo, sin entrenamientos, con el campeonato parado, y toda su familia en Argentina, le surgieron muchas ganas de ayudar.
El sábado 11 de abril, día de su cumpleaños 29, emprendió una acción solidaria en los barrios carenciados de Cajamarca. Junto a su esposa armaron bolsas que contenían dos paquetes de fideos, uno de arroz, azúcar, aceite, harina, lentejas y arvejas. Con la ayuda de Joel Díaz, un amigo peruano que ofició de transportista, decidió llevar los alimentos no perecederos a barrios ubicados en medio de las sierras alejados de la zona comercial. “Esa gente vive de lo que venden en la calle y las grandes distancias hasta las zonas comerciales les complica el acceso a los productos básicos para subsistir. Para colmo el aislamiento los deja al margen de todo”, explicó el ex jugador del Deportivo Morón en diálogo telefónico con este medio.
“Se dio que justo era el día de mi cumpleaños, pero ni lo pensé”, asegura Martínez, quien entrena desde su casa con la asistencia del preparador físico del club, que también es argentino.
Gerardo cuenta que en Cajamarca son muy respetuosos de la cuarentena: “Acá son obligatorios el uso de barbijos y guantes para salir a comprar y si no cumplís, te detienen”. Afortunadamente en esa ciudad se reportó solo un caso de coronavirus “menos mal, porque es un lugar muy humilde y creo que no darían abasto si las cosas se complican”,.
Gerardo asegura que extraña a su familia cuyos integrantes viven en su mayoría en Moreno. Allí fue donde nació y se crio el crack, mamando desde chiquito el espíritu solidaridad con los que menos tienen. Hoy, con un mejor presente, su disposición a ayudar lo llevan a emprender acciones que lo enaltecen como ser humano.
Con un gol convertido en la presente temporada y contrato vigente con la Universidad Técnica de Cajamarca hasta noviembre próximo, Martínez sueña con seguir mejorando su nivel en materia futbolística, idealmente jugando en el exterior para garantizar una diferencia económica para el futuro de su familia. Pero su proyección va más allá: quiere volver a jugar en el Deportivo Morón, club del que es hincha, cuenta. Todavía se emociona cuando recuerda con orgullo y nostalgia el que fue para él –y para muchos- el mejor gol que le tocó convertir con la camiseta del Gallo: “contra Chicago de tiro libre, sin dudas. En un clásico, de visitante y a cancha llena” rememora. Y confiesa cuál es el tanto que ubica en el puesto dos de su ranking personal: “también me gustó mucho el que le convertí a Talleres de Remedio de Escalada de media cancha”, cierra la llamada con Primer Plano Online, que lo deja pensando a la distancia en volver a pisar el verde césped del Nuevo Francisco Urbano, en unos años nomás.
