El intendente Juan Zabaleta recibió en su despacho al vecino de Hurlingham Sandro Mareco, el mejor ajedrecista argentino, uno de los más destacados de Sudamérica y cuyo ránking lo ubica entre los mejores 90 del mundo.
Se trata del hijo de Rafael y Angélica, quienes se conocieron en Tobuna, en la selva misionera. Su padre era director de una escuela rural y su madre, maestra de frontera. Aquella relación derivó en el nacimiento del pequeño, el 13 de mayo de 1987 en Haedo, partido de Morón.
Sus comienzos fueron en el colegio San José de Calasanz de Villa Tesei, y luego jugó en el Club Retiro para continuar una carrera mundial. Participó en distintos torneos internacionales y formó parte del equipo nacional de Argentina en dos Olimpiadas, entre otros logros.
“Aprendí a mover las piezas con mi papá, porque en la escuela (San José de Calasanz) iba a tener ajedrez. Al principio era muy malo (risas), pero me interesé a los 9 con los torneos escolares. Seguí en un club (El Retiro) a los 13 y a los 17 pensé en dedicarme al ajedrez. No era un jugador muy fuerte pero estudié mucho para ver si podía mejorar”, recuerda Mareco.

EL NOTABLE CRECIMIENTO PROFESIONAL
Volcado de lleno a la práctica de éste deporte llegaron los logros. En la categoría Sub 20, Mareco fue campeón argentino en 2006 y sudamericano en 2007. Tres años después, se convirtió en gran maestro y su carrera se impulsó a la estratósfera. En 2015 tuvo un año mágico, ya que conquistó el Zonal de Paraguay, el Continental en Montevideo y el Campeonato Argentino, que le había sido esquivo en 2012 por sistema de desempate. Disputó tres Copas del Mundo (2011, 2013 y 2015) y tres Olimpíadas (2012, 2014 y 2016).
La travesía de Sandro Mareco por el mundo incluyó, sólo en 2017, viajes por lugares como Arboga, a 150 kilómetros de Estocolmo, en el interior profundo de Suecia; Ho Chi Minh City, la ex Saigón que cayó en 1975 en la cruenta guerra de Vietnam; la ciudad de Sharjah, en Emiratos Árabes Unidos; y Dubai. Todos torneos que se juegan por el dinero (hasta 50 mil dólares en premios) y también para obtener roce con los mejores ajedrecistas del planeta. El muchacho fue entrenado por Ulf Andersson, el ex número cuatro del mundo, con el que estudió incontables posiciones y líneas teóricas.
“Esa gira me la pagué yo. Como les doy clases a muchos maestros argentinos o del exterior, ahorro para pagarme estos viajes. Ayudo lo que puedo en mi casa y trato de juntar para competir. Después de la última Olimpíada (Bakú 2016), Francisco Restuccia, un amigo, publicó en Facebook y me ayudaron diez personas con los gastos. Fue una sorpresa agradable”, narró el joven hurlinguense.
“Le dediqué mucho tiempo a ser entrenador para poder vivir. Hoy trabajo para mí y entre dar clases, preparar partidas y lo que estudio, todo me consume 8 horas diarias, entre cinco o seis días por semana. Estoy casi siempre conectado con el juego. El ajedrez te atrapa tanto que no me puedo desconectar ni las pocas veces que me voy de vacaciones», se describe Mareco. Un auténtico competidor de la vida.
AYER, OTRA VEZ CAMPEÓN

En una ajustada definición, el poderoso equipo de Obras AYSA, integrado por los grandes maestros Sandro Mareco, Leandro Krysa, Federico Pérez Ponsa y Alan Pichot, venció 3 a 0 en definición de partidas rápidas al fuerte equipo de Ferro y se consagró campeón del Torneo Top 16 de Ajedrez. El bronce le correspondió al equipo del Círculo de Ajedrez de Villa Martelli
“El ajedrez te ayuda a tomar decisiones con mayor tranquilidad, porque para jugar más o menos bien, hay que reflexionar, ya que no hay vuelta atrás. También favorece el pensamiento lógico que se puede usar en la vida, porque tenés que pensar las diferentes opciones y variables. Y a mí me ayudó a conocer gente”, cerró Mareco.