“Si yo pudiera decir qué pasó lo diría. Pero estoy con la misma incertidumbre que ustedes. Yo salí perjudicada, porque además que quedarme sin trabajo estoy enferma”. Verónica Analía Fernández trabajaba como cuidadora en el geriátrico La Nona, de Paso del Rey, en Moreno, y se encuentra internada por estas horas en el Hospital Mariano y Luciano De la Vega, de ese distrito.
Se contagió coronavirus trabajando en ese establecimiento, en el que en los últimos días murieron dos abuelas, una por Covid-19 y la otra todavía no está claro cómo, dado que se esperan los resultados. Los médicos le aseguran que su cuadro es leve y que podría volver a su casa en cualquier momento, pero ella pidió por favor quedarse en el nosocomio porque tiene hijos chiquitos y no quiere contagiarlos.
Desde allí atendió a Primer Plano Online a través de la plataforma Skype para dar su verdad de los hechos. “Nosotros no sabíamos que Carmen (la primera abuela fallecida) murió por coronavirus. Al contrario: yo me entero el día 10 (de abril, día en que se confirmó el positivo), que me llamó la dueña del geriátrico y me comentó que había sido coronavirus lo de ella. Me puse a llorar”, indicó Verónica en la charla.
La mujer contó que durante dos días no olió, había perdido el olfato, y le dolía la espalda. Pero los nervios eran potentes y tapaban su cuadro. “Me agarró pánico, porque ya había tenido contacto con mis hijos acá en casa. Llamé al 148, me dijeron que iban a mandar una ambulancia y no lo hicieron. Se fue al geriátrico, esperó a infectología y esperó que le hagan el hisopado. No tuve contacto con nadie», agregó.
El sábado 11 la llevaron al hospital y el lunes le confirmaron el cuadro. Además, durante su internación se fue enterando de todas las irregularidades que había en torno al lugar en el que trabajaba, que estaba habilitado como una quinta, no como centro de atención para abuelos y abuelas. Es más: asegura que, durante las dos primeras semanas de marzo, pese a que ya había alertas sanitarias, del lugar dejaban entrar y salir gente, no sólo familiares.
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Verónica cobraba entre $800 y $1000 por doce horas de trabajo, día por medio y en negro, por supuesto. Ahora está curándose y sabe que tendrá que volver a empezar. No de cero, porque percibe la Asignación Universal por Hijo, y también tiene la ayuda de su hija de 19 años, que tiene un empleo y blanco. “Hasta nuevo aviso no voy a volver a trabajar, trataré de recuperarme bien”, concluyó.
