Amílcar Alarcón fue detenido el 27 de octubre del año pasado, cuando fue a votar. Tenía un pedido de captura activo en una causa por homicidio. La Brigada de Homicidios de La Matanza lo detuvo en González Catán y fue alojado en la seccional 1ª de San Justo.
El pasado viernes por la noche, Alarcón comenzó a sentirse mal y efectivos de la DDI de ese distrito lo trasladaron al Policlínico que está frente a la seccional citada. Los médicos que lo atendieron no activaron el protocolo por coronavirus, le diagnosticaron una gripe y lo mandaron nuevamente a la dependencia policial.
Pero el domingo, sorpresivamente, el joven murió en la celda en la que estaba alojado. Las causas del deceso, según informaron fuentes judiciales a Primer Plano Online, están siendo investigadas. Pero, mientras tanto, el cadáver atravesó un recorrido que hoy provoca pánico no sólo entre los policías sino también en la propia familia del fallecido y en el personal de la casa mortuoria que participó del traslado del cuerpo.
“A la familia no le avisaron que el muchacho murió por coronavirus o era un caso sospechoso. Entonces, sus familiares se llevaron el cadáver a la funeraria, donde los empleados manipularon y prepararon sus restos para la despedid. Después lo llevan a la casa, le dan besos al cuerpo y sobre el final del velorio les avisan que era posible que hubiera tenido coronavirus. Ahora están aterrados”, explicó a este medio el abogado Hugo López Carribero, a cargo de la defensa de los Alarcón.
En la Fiscalía a cargo de Claudio Fornaro todavía no tienen el resultado de la autopsia y el motivo del fallecimiento, además de no contar con el laboratorio practicado al joven. Así lo confirmó una fuente de esa dependencia a este medio. Además, desde la morgue le informaron al abogado López Carribero que, en el análisis de vísceras, detectaron que el fallecido tenía uno de los pulmones con el tamaño característico de quienes sufren tuberculosis. Esa es otra hipótesis que se abre y que, en las próximas horas, se confirmará.