Una investigación judicial terminó con la detención de una triada de la mafia china que extorsionaba a supermercadistas de esa nacionalidad en La Matanza, a quienes les exigía fuertes sumas de dinero a cambio de protección.
Agentes de la División Unidad Operativa Federal de la Policía Federal seccional Morón estuvieron a cargo de los procedimientos disputados por la Justicia de Garantías de La Matanza a solicitud del fiscal Gastón Duplaá, responsable de la UFI Nº 2 Descentralizada de Laferrere. En total hubo tres detenidos, todos acusados de integrar una organización delictiva procedente de la provincia Fujian, en la República Popular China.
La pesquisa se inició a raíz de una serie de denuncias realizadas por comerciantes, que precisaron cómo eran las notas intimidatorias escritas en su idioma natal que recibían exigiéndoles “el pago de altas cifras de dinero para poder trabajar con tranquilidad”, indicaron fuentes de la investigación.
A las víctimas les proporcionaban dos números de teléfonos a los que debían comunicarse para “arreglar y concretar el pago en cuestión”. En caso de no hacerlo, debían contar con un usuario de una plataforma de mensajería popular en el aludido país oriental (similar al WhatsApp). Esas maniobras extorsivas fueron la clave de la causa.
La pista originada en cuevas financieras de la city porteña
La investigación contó con gran cantidad de tareas de campo, que se aceleraron a partir de la detención concretada en agosto pasado de un sicario que amedrentaba a comerciantes de origen chino, con incendios en las afueras de sus locales.
Lo primero que la justicia estableció fue “una clara relación del detenido con al menos tres miembros de la organización” que concretaba las extorsiones. Además, que detrás de las intimidaciones se encontraban otros supermercadistas chinos, según revelaron los voceros.
Asimismo, se pudo develar que los extorsionadores al contratar empleados en sus comercios, les tomaban fotos de sus documentos personales con el objetivo de abrir cuentas en entidades bancarias que no exigían el correspondiente reconocimiento biométrico.
Una vez que se realizaba la apertura remota de la cuenta, depositaban grandes sumas de dinero, las que posteriormente eran giradas a billeteras virtuales de los miembros, que desempeñaban funciones de reclutadores, extorsionadores o bien de sicarios. Finalmente, las ganancias obtenidas eran puestas a trabajar en cuevas financieras de la city porteña.
En ese contexto los investigadores pudieron determinar un total de ocho inmuebles ubicados en Lanús, La Matanza y Marcos Paz vinculados directamente con las maniobras ilícitas, es decir, a la organización mafiosa. En esos domicilios el juez Fernando Pino Guevara, a cargo del Juzgado de Garantías Nº 4 de ese Departamento Judicial, ordenó los allanamientos.
Allí fueron detenidos los tres sospechosos vinculados a la causa, y los federales incautaron $14.341.540 en efectivo; tres camionetas de alta gama; una escopeta calibre 12/76; otra escopeta de repetición calibre 12; una pistola semiautomática; un revólver, un supresor de sonido (silenciador) para pistola de calibre 9 milímetros; gran cantidad de municiones de varios calibres; y juegos de esposas,
Además, se encontraron con equipos de radio de comunicación punto a punto UHF/VHF/FM; una computadora de gabinete; una notebook; varios artículos de electrónica; terminales de pago electrónico; pasaportes de nacionalidad china; documentación de origen chino; y 34 teléfonos celulares con los que se canalizaban las amenazas y uno de ellos con el que se debían comunicar los extorsionados.
Los tres detenidos y los elementos incautados quedaron a disposición del fiscal Duplaá bajo cargos de extorsión, portación ilegal de arma de fuego de uso civil, abuso de armas agravado y lesiones leves.
