El 10 de julio de este año, Yair Alejandro Flurín fue condenado a tres años de prisión de ejecución condicional. El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 de Morón le aplicó la pena como autor de los delitos de amenazas simples reiteradas en cinco oportunidades, amenazas agravadas por el empleo de arma en un contexto de violencia de género, disparo de arma de fuego, portación ilegal de arma de fuego de uso civil y robo simple.
La víctima de esos hechos fue su expareja y madre de sus hijas, ambas menores de edad. A ella, entre otras cosas, le gatilló dos veces un revólver, pero las balas no le impactaron porque alcanzó a refugiarse. En el fallo, los jueces Humberto González, Osvaldo Cedarri y Marcos Lisa le impusieron al sujeto la obligación de fijar residencia, someterse al cuidado del Patronato de Liberados y una restricción perimetral por un radio de 500 metros por el mismo plazo que dure la condena, y la obligación de abstenerse de mantener contacto por cualquier vía con la mujer y su grupo familiar.
Un mes y medio pasó de esa sentencia en su contra para que Flurín vuelva a hacer de las suyas, y demuestre que es un verdadero peligro andante. Es que el martes de esta semana por la mañana, la mujer que lo denunció iba caminando con sus hijas y su nueva pareja rumbo a la escuela a llevas a las nenas. La familia se trasladaba por la intersección de las calles Taguada y Tres Arroyos, en Merlo, cuando de repente el femicida en potencia bajó de un Peugeot 207 gris y empezó con las agresiones.
“Vos, hijo de puta, soltá a mis hijas. Frená traidora que te quiero dar plata para mis hijas. Soltá a las nenas que te disparo. Sabés que no te hago nada porque estás con mis hijas”, fueron varios de los improperios que lanzó contra la mujer y su novio delante de las menores. Fue tal el escándalo que la directora del establecimiento educativo tuvo que intervenir y llamar a la Policía para impedir que el imputado continúe con la violencia verbal, al igual que otra mamá que vio todo.
Flurín fugó del lugar antes de la intervención policial y la mujer declaró todo lo que vivió, con el aporte de varios testigos que vieron la escena. El violento quedó entonces imputado por los delitos de amenazas simples y desobediencia a la autoridad, por haber violado la restricción perimetral de acercamiento. La fiscal Paula Hondeville, a cargo de la Fiscalía Nº 10 de Morón, solicitó su detención, que fue convalidada por el juez de Garantías Nº 4, Marcelo Manso. En su planteo, la funcionaria consideró que la víctima se encontraba inmersa “en alto riesgo”, incluso de vida.
Con la orden judicial la Policía allanó el domicilio del barrio Pompeya en el que el sujeto vivía, sobre la calle Duayén al 1100, entre Leopoldo Suárez y Campichuelo. Pero lo fueron a buscar y ya no estaba: un dolor de cabeza en marcha que se resolvió de modo casi fortuito. Según pudo saber Primer Plano Online, Flurín viajaba con otro sujeto en un auto de la empresa DiDi, conducido por una mujer a la que, a la hora de pagarle por concluir el recorrido, la amenazó con un cuchillo (el que se ve en la foto de portada) con fines de robo.

La conductora alcanzó a bajar del auto y a pedir ayuda, con lo cual varios vecinos salieron en su ayuda y protagonizaron una detención ciudadana en la esquina de Montalvo y Zuviría de Merlo. Luego lo entregaron a la Policía. Se espera que en las próximas horas Flurín sea indagado por la justicia ahora por tres causas: las amenazas a su exmujer, la desobediencia de la perimetral y la tentativa de robo con arma a la chofer de la aplicación. Varios años en la cárcel le esperan a este verdadero peligro.
Incluso su hermana, que habitaba la propiedad en que vivía Flurín, agredió de palabra al personal policial y hasta le pegó una patada en la cadera tras amenazarla a una agente del Destacamento Pompeya cuando fueron a buscarlo el miércoles por la noche, por lo que quedó imputada por amenazas agravadas y resistencia a la autoridad. Como tiene condenas previas es probable que también siga detenida.