La historia de Violeta, nombre de fantasía usado para no exponer a la víctima, data de mucho tiempo atrás. La causa judicial en sí comenzó en 2012, cuando logró escapar de un prostíbulo de Villa Fiorito, en Lomas de Zamora, y pedir refugio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Desde entonces arrancó una nueva vida para ella, pero aquel infierno todavía no logra dejarlo atrás.
Violeta fue entregada por su propia familia a un proxeneta y su esposa, que la explotaron sexualmente y la entregaron a sus clientes. En ese trayecto sufrió golpes, demás sometimientos y hasta abortos. Era una nena de apenas diez años cuando todo su calvario empezó, y había cumplido los doce cuando pudo escapar.
Una causa judicial iniciada con el patrocinio de la Abogada del Niño Laura Selene Chaves Luna consiguió que, luego de acreditados los riesgos procesales de entorpecimiento de la investigación, el acusado Manuel Quintana tenga prisión preventiva.
El hombre estuvo privado de su libertad entre 2013 y 2017, pero como fue condenado a una pena menor y únicamente por el delito de reducción a la servidumbre por los jueces Adriana Palliotti, Daniel Obligado y Adrián Grunberg, del Tribunal Oral Criminal porteño Nº 5, ya había recuperado su libertad.
El proxeneta, incluso, se apareció en la escuela en la cual la víctima cursaba sus estudios secundarios. Su mujer, Blanca Ofelia Gerez, también condenada como partícipe secundaria del delito de trata de personas agravada, le dijo en ese desagradable encuentro “tenés ahora incluso mejor cuerpo”. Aberrante, tal como se lee.
Así, el caso llegó a la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, integrada por los jueces Gustavo M. Hornos, Carlos A. Mahiques y Ana María Figueroa. Ese tribunal de alzada revirtió el fallo de primera instancia: lo que era reducción a la servidumbre lo encuadró en la figura de trata de personas y ordenó al tribunal original que fije un nuevo monto de la pena para Quintana.

Al proxeneta lo consideraron “autor material penalmente responsable del delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por tratarse de una persona menor de 13 años de edad y por haber sido cometido mediante abuso de una situación de vulnerabilidad en concurso real con el delito de coacción agravada por el fin de compeler a una persona a abandonar su lugar de residencia habitual reiterado en tres oportunidades”. También le imputaron lesiones leves.
Casación también ordenó condenar a la mujer de Quintana Geréz como “partícipe secundaria del delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por tratarse de una persona menor de 13 años de edad y por haber sido cometido mediante abuso de una situación de vulnerabilidad”.
Así, Palliotti, Obligado y Grunberg debieron fijar una nueva pena y establecieron en once años el monto que debería purgar en la cárcel. Esa cantidad es en un año superior a la mitad de lo solicitado por la abogada de la niña, que había pedido 20 años de condena, con lo cual la abogada que representa a la víctima no tendría posibilidades de apelar.
Por lo pronto, el proxeneta no irá a la cárcel, pese a la gravedad de lo que la justicia comprobó que hizo: es que gracias a los cursos que realizó en prisión durante su preventiva, le bajan el plazo de la condena y el cómputo da para que solicite la libertad condicional. En el mediodía de este miércoles, Quintana quedó libre.
“En medio de toda esta situación, hay una niña víctima de un delito aberrante como lo es la trata de personas con fines de explotación sexual, brega hace ocho años por justicia legítima. Hoy Violeta es una mujer con familia que intenta salir adelante, mientras el sistema judicial no le otorga respuestas”, reflexionó la abogada Laura Selene Chaves Luna en conversación con Primer Plano Online.