Dos jóvenes amigos que se despedían en la puerta de la casa de uno de ellos, en cercanías de la intersección de Orán y Pringles, en Ituzaingó, fueron víctimas de un violento robo con armas. Hasta ahí, una historia como tantas otras. Lo sorprendente del hecho es que luego se descubrió que quienes los asaltaron eran policías en actividad.
Fuentes judiciales informaron a Primer Plano Online que los malvivientes llegaron hasta el lugar a bordo de un Peugeot 408, color blanco, con tres ocupantes a bordo. De repente, del lado del acompañante bajó un sujeto que llevaba consigo un arma de fuego y, apuntando a las víctimas, les quitó una motocicleta marca Honda, modelo XR 250 Tornado, una mochila color negro en cuyo interior había guantes de boxeo, un teléfono celular, documentación personal y un casco de color negro y azul.

De inmediato los malvivientes huyeron a bordo tanto del auto como de la moto sustraída en sentido hacia José María Paz y la colectora del Acceso Oeste. De lo que no se percataron los ladrones fue que la otra víctima también tenía su teléfono encima, y ni bien doblaron en la esquina de inmediato lo sacó para dar aviso al 911 de lo que le había ocurrido. La respuesta del operador era que se tenían que acercar a la comisaría de Villa Ariza a realizar la denuncia respectiva.
Pero cuando se dirigían hacia la dependencia se cruzaron con el Peugeot en el que había llegado los ladrones que luego se descubriría eran polichorros. Había, a bordo, una pareja a los besos, y mucho más no se observaba por los vidrios polarizados. Las víctimas estaban en otra moto y volvieron a comunicarse con la línea de emergencias para avisar que quienes los habían asaltado estaban frente a sí. Pero el patrullero nunca llegó.
A los pocos minutos el auto arrancó y se alejó del lugar. Discretamente, los muchachos asaltados decidieron seguirlos, mientras el acompañante en la moto hablaba con el 911 y describía el trayecto: cruzaron por el puente de Barcala para el lado de Parque Leloir, retoman por colectora, llegan a Martín Fierro donde había un fuerte operativo de seguridad.

Si bien el Peugeot cruzó por debajo del puente para encarar hacia Capital Federal, en una estación de servicio ubicada allí las víctimas se toparon con un patrullero, les informaron de lo que pasaba y el móvil de seguridad emprende un seguimiento del Peugeot, hasta que lo interceptaron en José María Paz y colectora.
Allí se descubre que lo conducía un agente de la Policía Bonaerense, J.L.G. (28), cuya jerarquía es la de oficial ayudante y destinado en la comisaría de San Miguel Oeste, y R.A.G. (27), oficial perteneciente a la Policía de la Ciudad Autónoma y vecina de Ituzaingó.
Ambos se encuentran detenidos por orden del juez de Garantías Nº 2 de Morón, Ricardo Fraga, bajo los cargos de robo calificado por el uso de armas de fuego cuya aptitud para el disparo no se tiene de ningún modo por acreditado y por ser cometido en poblado y cometido miembros integrantes de las fuerzas policiales. La investigación del caso está en manos de la UFI Descentralizada Nº 1 de Ituzaingó.