Cuando trascendió el robo o la intrusión de la que fue víctima la oficina en donde funciona la Fiscalía Nº 2 del Departamento Judicial Morón se iniciaron una serie de especulaciones, algunas alocadas, que nada tuvieron que ver con lo sucedido. Si bien no es un hecho menor, lo cierto es que fueron todas fábulas sin sentido y la verdad de lo ocurrido es revelada a partir de este artículo de Primer Plano Online, en donde se combina la incapacidad de agentes del Servicio Penitenciario bonaerense, algunos efectivos policiales y la cierta falta de controles y seguridad en las dependencias judiciales.
Para hacer un breve repaso de lo ocurrido, el pasado martes a la mañana, cuando ingresó el personal a la Fiscalía intrusada, se encontró con un desorden no habitual en la dependencia, aunque la puerta de ingreso estaba cerrada y las ventanas abiertas. Más tarde, el fiscal Fernando Capello se dio cuenta que uno de los cajones de su escritorio había sido violentado. Entonces se realizó el peritaje correspondiente, tras un aviso para pedir la intervención de la Policía Científica, junto al arqueo de los expedientes tramitados por esa unidad fiscal. El recuento de los expedientes dejó como resultado que no faltaba ninguno. Mientras, en varios medios crecían las versiones de que podría tratarse de una suerte de amedrentamiento por investigaciones vinculadas al juego clandestino o al narcotráfico.
Luego de una exhaustiva revisación, los empleados judiciales corroboraron que de la oficina sólo faltaron algunos objetos personales del cajón violentado, nada de gran valor. En el interior de la Fiscalía fueron levantadas algunas huellas y pisadas. En paralelo, comenzó otra investigación, a cargo de la UFI Nº 6, para dilucidar lo ocurrido. Y la gran sorpresa llegó cuando los instructores judiciales comenzaron a recopilar información.

Y, en rigor, la intrusión en la oficina del fiscal Capello se explica a partir de un delincuente que se fugó en el mediodía del lunes luego de ser llevado a declarar a la Fiscalía General junto a otros detenidos alojados en distintas dependencias policiales. Para detallar los hechos: luego que el sujeto en cuestión prestara declaración fue alojado en la Alcaidía junto a otros presos que también declararon en sus respectivas causas. Al rato comenzó la recorrida del Servicio Penitenciario para devolverlos a las comisarías en donde se hallaban privados de su libertad. Pero al llegar a la seccional 1º de Merlo, donde la persona en cuestión estaba purgando sus días en prisión por una tentativa de robo, los agentes carcelarios se dieron cuenta que no estaba en la camioneta de traslado.
Allí primero surgió una disputa entre el personal de la comisaría y los penitenciarios para dilucidar si el preso salió de la comisaría, si se fugó en el traslado, o si se había escapado en el trayecto entre la alcaidía y el vehículo del Servicio Penitenciario. Luego de la reconstrucción de los movimientos, el lunes a la noche fue informada la fiscal Bonini, de la UFI Nº 6, sobre la fuga del detenido. Hasta ahí dos hechos que parecían no tener un punto de conexión entre sí. Con el paso de las horas y el robo en la Fiscalía Nº 2 instalado en todos los medios periodísticos, la investigación de ambos casos fue avanzando y, luego de cotejar las pruebas recolectadas y la identidad del preso fugado, se realizaron algunos allanamientos en domicilios de familiares y de un amigo del preso y fue en cercanías a la casa de este último que el prófugo fue recapturado.

La detención fue en Morón y participó la DDI. En uno de los domicilios allanados fue secuestrado un par de zapatillas (el prófugo fue a cambiarse allí), que coincidían con las pisadas que fueron detectadas en la Fiscalía violentada. Todo cerraba: el prófugo se escondió en el interior del edificio de la Fiscalía General, esperó que el personal de la dependencia abandonara el edificio, ingresó por una ventana que da a un pulmón interno y se escapó por otra que da a un estacionamiento, para finalmente fugarse por el frente del edificio. Se trata de un sujeto mayor de edad y que tiene problemas de adicción a las drogas. Cuando se le tomó declaración por la fuga, confesó a la justicia cómo se escapó, donde se escondió y su ingreso a la dependencia judicial, en la que forzó aquel cajón.
El martes, con el tema instalado en los medios de comunicación y ante tantas versiones disparatadas, el clima en el despacho del fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate, no fue para nada el mejor. En verdad, que ingresen a robar al edificio de la justicia es un escándalo. Además, recibió muchos llamados desde la ciudad de La Plata, tanto de la Procuración General como del Ministerio de Seguridad, pidiendo explicaciones.