Volvió a nacer y nadie se explica cómo después de semejante impacto lo único que sufrió fueron golpes y diez puntos de sutura en una pierna. María Itatí Méndez (21) es la protagonista de un verdadero milagro: es la víctima del impactante siniestro vial ocurrido en Castelar en la madrugada del domingo, mientras esperaba el colectivo o una compañera que pasaba por Curuchet y colectora para ir a su trabajo en un hotel como mucama.
AUDIO: EL TESTIMONIO DE MARÍA ITATÍ EN DIÁLOGO CON PRIMER PLANO ONLINE
Eran las 5.49, como se observa en la filmación, y la mujer terminó contra unos cajones de jugos y limones sin darse cuenta y sin chances de reaccionar. Es que, según le contó a Primer Plano Online desde su casa de Hurlingham, ella supuso que era uno de los sujetos que durante la noche le tiran el auto encima “para hacer una joda, solo para molestar”.
“Pero vi que no dobló, que vino directo hacia mí, y en el video se ve que quiero saltar y me agarra de lleno”, recordó. “Tuve fuerzas para salir de ahí caminando. No sentí el golpe, no sentí nada, sólo que me estaba mareando. Después también empecé a sentir un fuerte dolor en la pierna izquierda”, reveló.
SEGUNDA PARTE DEL TESTIMONIO DE MARÍA ITATÍ
Si bien María no entendió nada de lo que pasaba, se enteró en el momento que el conductor que la atropelló tuvo un ataque de epilepsia y se desvaneció al volante. No alcanzó a hablar con él porque estaba desmayado y debió ser asistido por los bomberos para sacarlo del habitáculo. A ella, mientras tanto, una ambulancia del SAME la trasladó primero al hospital Güemes, de Haedo, pero como no había camas la derivaron al Posadas.
VIDEO IMPACTANTE Fue chocada por un auto fuera de control en la puerta de una verdulería y sufrió lesiones leves
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Gran parte del domingo se la pasó en ese nosocomio, donde la tuvieron en observación y le realizaron los estudios necesarios para descartar lesiones internas. Entre radiografías, inyecciones, medicación para el dolor, suero y los diez puntos de sutura recién por la tarde pudo regresar a su casa con su pequeña hija, de apenas cuatro años. Allí vive también con su papá.
“Me duele demasiado el cuerpo. Me recetaron medicamentos y le dieron 15 días sin trabajar, hasta que suture bien la herida y me saquen los puntos”, explicó la joven. Sabe que la vida le dio otra oportunidad.