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viernes, enero 24, 2025
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EXCLUSIVO La fiscal de La Matanza que fue víctima de un cuento del tío a la que le robaron el celular

Que no se salva nadie de la inseguridad en el conurbano no es una frase hecha sino una sentencia. Es así y esta semana no fue la excepción. En La Matanza le robaron dos rodados con pocas horas de diferencia a una embarazada de 37 semanas de gestación, es decir, con una panza notoria, que no intimidó a los delincuentes.

También entraron a robar a un Juzgado de Ejecución Penal y hasta asaltaron de manera piraña a comensales en una pizzería. Todo por nada, o por cosas de poco valor en rigor, porque hasta las camionetas aparecieron a las pocas horas. Así ocurre en casi toda la extensión geográfica que nuclea a la mayor concentración de personas en el país, desde el Riachuelo hasta La Plata.

La historia que cuenta a continuación Primer Plano Online fue protagonizada por una fiscal, también perteneciente al Departamento Judicial La Matanza pero que desarrolla sus tareas en la Fiscalía Descentralizada de Laferrere. Se trata de María Belén Casal Gatto, que además de su función jurídica es proteccionista de animales y a quien es habitual verla en rescate de perros, gatos y hasta caballos abandonados, lastimados o maltratados. Además, es una ferviente promotora de la adopción responsable de mascotas.

“Hace 22 años tengo un refugio en Virrey del Pino y cuando voy por la ruta y veo que atropellan a un animal clavo balizas, freno y lo levanto. Es mi segunda vocación: a veces pienso que tendría que haber estudiado para ser veterinaria”, le contó la funcionaria a Primer Plano Online. En ese lugar tiene más de cien perros con diferentes características a los que se encontró en la calle y decidió darles protección.

Ahora, ¿por qué es noticia Casal Gatto en esta ocasión? Hace dos semanas se cruzó con una perra “en pésimas condiciones de salud”, entre otras cosas con una fractura expuesta. Lo cargó en sus brazos y justo atendió una llamada telefónica. Cuando cortó dejó su celular en la cartera y seguía con el animal, que era de dimensiones grandes, a upa. En eso se le acercó un joven con supuestas intenciones de asistirla. “Doña, ¿la ayudo?”, le ofreció. “No te hagas problemas que puedo”, le agradeció la fiscal.

Casal Gatto siguió su trayecto y, cuando llegó a su casa con la perra y vio la cartera abierta, se dio cuenta que le habían hecho un cuento del tío callejero. La ayuda no era eso sino una forma de distracción para robarle el aparato. “Fue un segundo y me pungueó el teléfono. Nos pasa a todos esto: ni los fiscales nos salvamos”, lamentó.

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