Sabe que salvó su vida de milagro porque así se lo hicieron saber los médicos. Fabiola Sánchez, la maestra de la escuela 102 de Morón Sur que el miércoles pasado fue internada por un fuerte olor a gas que se produjo en el establecimiento, y que también ameritó la atención de urgencia de tres alumnas de su curso, ya está en su casa pero con resabios de la traumática situación que vivió, que será difícil de olvidar.
Con 51 años de vida y una larga trayectoria en la docencia, Fabiola se desempeña actualmente al frente del quinto grado del área de práctica del lenguaje y sociales en el turno tarde. Por la mañana da clases a los chiquitos de primer grado en la escuela 35, también de Morón.
Desde su domicilio conversó con Primer Plano On Line y aceptó contar los pormenores de aquel miércoles negro. “Lo primero que quiero aclarar es que en ningún momento me desmayé. Tres alumnas se descompusieron, les empezó a faltar el aire, y automáticamente evacuamos el aula tal cual indica el protocolo de intervención en estos casos”, comenzó su relato.

“La verdad es que yo olí gas en un momento pero fue algo efímero. Lo que me explicaron los médicos es que, en realidad, el monóxido de carbono ya lo tenía en el cuerpo, desde el escape que sucedió el lunes. La intoxicación fue ese día y el proceso fue paulatino hasta que el miércoles mi organismo no resistió”, agregó la maestra.
Fabiola también destacó que su preocupación inicial fue tratar de auxiliar a las alumnas que se habían descompuesto, y que cuando vio que llegó el SAME es como que se relajó y a partir de allí se empezó a marear y a sentirse “como dentro de una nube”, tal cual describió. “Escuchaba pero había cosas que no entendía”, recordó.
SU CUADRO DE SALUD HOY
“Lo bueno es que no hay tóxicos en la sangre ni en los pulmones. Eso es muy positivo”. La docente sabe que, pese a haber sido internada en terapia intensiva, la situación podría haber sido mucho peor. Pero en su domicilio igual conserva esa sensación de ardor en la garganta, “como si la tuviera inflamada”, y un dolor de cabeza continuo. “Todo eso va a llevar un proceso porque es parte de la desintoxicación que tiene que pasar”, señaló. Mañana martes debe concurrir a una visita médica a la clínica Anta, de Ciudadela, donde estuvo internada. “La atención fue realmente excelente y quiero agradecerlo”, aclaró.
Su marido, Fernando, técnico electromecánico, y su hija Ayelén, de 18 años, son su gran pilar para enfrentar la recuperación. Y, además de la clínica y los papás de sus alumnos, que están mandándole mensajitos a aliento y deseo de pronta recuperación, pide un instante en la charla para hacer extensiva una gratitud. “Quiero valorar enormemente la disposición del Centro de Orientación Familiar del Municipio de Morón, particularmente a Sandra, Marisa y Gustavo, que estuvieron permanentemente acompañando a mi marido, y obviamente a mis compañeras de la escuela que nunca me soltaron la mano”. También tuvo palabras de elogio para con los consejeros escolares y con el gremio SUTEBA.
Y finaliza el diálogo con Primer Plano On Line, que no pudo ser grabado con audio por la debilidad de su voz, con una reflexión crítica sobre lo sucedido. “Mi vicedirectora en todo momento quiso cerrar el colegio pero no la dejaron. Que caiga todo el peso en la conciencia de la persona que no quiso cerrar la escuela, que fue la inspectora regional”. La apuntada con su mirada de una docente que casi se muere por haber ido a dar clases a una escuela pública es Cecilia Ferrón, la responsable regional de la Dirección General de Cultura y Educación.