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jueves, septiembre 21, 2023
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En Haedo, una mujer de 59 años fue otra de las víctimas del motochorro asesino de Ramos Mejía

Cuántos otros hechos hubo en el medio nadie puede saberlo. Pero de a poco aparecen videos que muestran la actitud criminal de Alejandro Miguel Ochoa, de 55 años, el asesino que se llevó la vida de la psicóloga María Rosa Daglio en Ramos Mejía.

Vestimenta, casco, moto tipo chopera y ataque por atrás. En este caso la víctima fue Gladys, de 59 años, quien caminaba por la calle Emilio Castro al 400, casi esquina Tuyutí. El atacante le manoteó la cartera, que se aferró a ella y cayó al suelo con violencia. El delincuente escapó.

Si bien el caso se conoció en las últimas horas, en realidad sucedió el 6 de febrero pasado. Al revisar las cámaras de seguridad, la familia de la mujer descubrió lo que había sucedido con ella. Y al ver en la televisión lo que pasó con la psicóloga de Ramos Mejía, volvieron a mirar la grabación y corroboraron que era él.

En un rápido repaso, ya son tres con este los videos que se conocen de Ochoa atacando a mujeres de la misma manera. Cuatro días antes del intento de robo en Ramos Mejía, sobre la calle Buenos Aires al 700 de Castelar el motochorro le intentó robar una bolsa a Raquel, quien regresaba a su casa tras dejar al nieto en el jardín. La vecina, que vive a la vuelta del lugar en que fue golpeada salvajemente, sufrió fractura de pelvis.

Después llegó el intento de asalto a María Rosa, en Belgrano al 300, quien terminó muriendo producto de las lesiones internas que padeció. Entre el 6 de febrero en Haedo hasta el 19 de marzo en Ramos Mejía, nadie puede a ciencia cierta saber cuántos hechos más cometió un sujeto que, está claro, no está preparado para vivir en comunidad. Afortunadamente ya está preso en la cárcel de Batán.

En abril del año pasado, la justicia de Mar del Plata le había dado arresto domiciliario por la pandemia de Covid. Después, el 1 de octubre pasado, fue aprehendido por intentar robarle el celular a un policía destinado a Moreno en Morón sur. Fue llevado a la comisaría, indagado por la UFI Nº 8 y dejado en libertad antes de cotejar sus antecedentes.

Es que Ochoa había dicho que era su hermano y hasta mostró el documento de él. Sin esperar el protocolo de rigor se fue de la comisaría. Cuando se enteraron quién era salieron a buscarlo. Y lógico: no lo encontraron porque dio otra dirección. Una semana después, la Justicia de Garantías de Morón libró su captura y un mes después, a finales de noviembre, el Juzgado de Ejecución de Mar del Plata, donde cumplía una condena a ocho años y cuatro meses de prisión por un robo similar le revocó la domiciliaria.

Nunca lo encontraron hasta que María Rosa Daglio perdió la vida. Recién ahí lo fueron a buscar y lo ubicaron en la casa de la mamá en Castelar, sobre la calle Hortiguera. Es imposible saber con exactitud a cuánta gente le hizo daño en el camino.

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