Tuvo lugar en Castelar el vía crucis que recuerda los sucesos protagonizados por Jesucristo entre la última cena, su crucifixión y muerte. La peregrinación se inició en la puerta de la parroquia Almafuerte, siendo la primera y la segunda posta en las calles adyacentes.
Para la tercera y la cuarta estación, se organizó el ingreso a las instalaciones del Hogar del Dr. Ovando. Allí, los abuelos que viven en la residencia y tienen dificultades motoras para trasladarse, se congregaron para recibir al párroco Charles (responsable de la iglesia de Fátima) y a las catequistas que ingresaron junto a miembros de la comunidad con velas, pancartas y la cruz de Cristo.

Los adultos mayores congregados estaban expectantes, deseosos de expresar su fe al contingente que ingresó al hogar.
Luego de las palabras de bienvenida a cargo de Gustavo Ovando, director de la residencia, se rezaron las oraciones, se leyeron reflexiones correspondientes a las estaciones del vía crucis y los abuelos tuvieron la oportunidad de besar el crucifijo que portaba el padre Charles, quien se acercó a cada uno de los presentes para facilitarles la acción. Luego se entonaron canciones alusivas al momento y la procesión continuó en las calles, con algunos de los abuelos que quisieron acompañar el trayecto restante.
Así, el vía crucis continúo su recorrida por Castelar sur cumpliendo el itinerario preestablecido hasta llegar a la plaza Belgrano y luego al Ateneo del Colegio Palotti, realizando paradas en las diversas estaciones previstas.
Finalmente los participantes ingresaron al predio del Ateneo donde finalizó el vía crucis. Una vez en el templo compartieron la conmemoración de la santa misa, se leyeron los evangelios y la pasión de cristo, pudieron compartir comunión y escuchar las palabras del párroco, quien invitó a todos a ser parte de una iglesia en comunión abriendo el corazón al prójimo.

Juan Manuel Cagnone, integrante de la comunidad religiosa y miembro del staff que trabaja en la administración del Hogar Ovando explicó en diálogo con Primer Plano Online que “el viernes santo es un día solemne, de introspección, silencio y muchas veces tristeza ya que evoca recuerdos: es una jornada de reflexión para pensar qué queremos transmitir a las personas que nos rodean. La entrega de Cristo debería ser un ejemplo para nosotros, tal como se muestra en la cruz, de brazos abiertos y con el corazón de descubierto”.
De esta manera concluyó la jornada que forma parte de la semana más importante para la fe cristiana. Los abuelos tuvieron la oportunidad de ser parte y vivir en comunidad esta fecha con profunda emoción.