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jueves, enero 16, 2025
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La emoción de Martín Marinucci al recordar a su papá: “la peleó como un grande”

Arrancó el cuadro hace un mes y un día con lo que se suponía era una bronquitis. El cuadro fue virando desde el comienzo: de la placa radiográfica en los pulmones inicial pasó a una resonancia en la que le descubrieron la válvula aórtica obstruida, pero no lo podían intervenir quirúrgicamente hasta no tener resuelta la respiratoria. Fueron 30 días de mejorías y expectativas en un organismo que se debilitaba. Superó el respirador, volvió a hablar, pero su salud no resistió.

Omar Marinucci, militante histórico del peronismo bonaerense, falleció el domingo de madrugada. La familia recibió el mazazo que lamentablemente esperaba al ver el devenir del cuadro. Su hijo Martín, actual presidente de la empresa estatal ferroviaria Trenes Argentinos, lo recordó en el programa periodístico Primer Plano, ciclo que en 30 años al aire lo entrevistó en diversas ocasiones.

Lo disfruté mucho. Y sin dudas esto que me apasiona, que es la política, tiene que ver con los valores que él me transmitió”, reflexionó Marinucci hijo al borde del llanto, visiblemente conmovido aún. Sabe que le espera una misión en el corto plazo: sostener a mamá, esa que le dejó una lágrima en la campera que hilo que portaba durante la entrevista. Fue a la entrevista con Adrián Noriega luego de cenar con ella.

“Fueron 30 días que la peleó como un grande. Estaba mal y los médicos se sorprendían por la mejoría”, lo evocó Martín. Y recordó aquella gesta denominada Operativo Cóndor, cuando un grupo de 18 jóvenes militantes de la Juventud Peronista diseñó y ejecutó con la finalidad de recuperar el territorio argentino, en manos inglesas.

Si bien él no viajó estuvo en Río Gallegos y fue uno de sus gestores”, expresó Martín. Aquella operación, ejecutada en épocas de resistencia, consistió en secuestrar el avión de vuelo comercial de AA que en la madrugada del 28 de septiembre de 1966 que despegó del aeropuerto Jorge Newbery de Buenos Aires hacia Río Gallegos. A la altura del Puerto San Julián, cerca de las 6 de la mañana, los jóvenes tomaron el control del avión con armas que habían camuflado entre sus pertenencias, obligando al piloto a desviar la nave con rumbo Uno-Cero-Cinco, con destino a las Malvinas.

Sin aeródromo, promediando la mañana el piloto pudo aterrizar el DC-4 en una pista de carreras de caballos del territorio insular. Ya en tierra, rebautizaron Puerto Stanley como ‘Puerto Rivero’ (en homenaje al gaucho entrerriano Antonio Rivero que en 1833 resistió la invasión británica del archipiélago) e izaron un total de siete banderas argentinas, que por primera vez en más de 100 años flamearon en las islas. Fue un mensaje de reivindicación de la soberanía argentina en ese territorio.

“Fue toda una cuestión de inteligencia y valentía. Y eso es lo que me enseñó mi viejo: que uno las cosas las tiene que luchar. Y él sin dudas que la luchó. Siempre fue mi consultor, a quien escuchaba mucho en todas las decisiones de mi corta carrera política. En algunas no fui muy obediente, en función de su visión, y muchas veces me dio la razón y otras la famosa frase ‘viste que yo te dije’. Lo valoré como mi viejo y también como un referente del peronismo”, concluyó Martín.

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