Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados de la Nación durante el gobierno de Mauricio Macri, participó de una jornada deportiva que abarcó gran parte del día en el barrio Carlos Gardel, de El Palomar. Las actividades fueron organizadas por el precandidato a concejal en Morón Diego Llaneza (Juntos por el Cambio), quien se erige como uno de los armadores políticos de la oposición en el distrito.
Monzó llegó para cerrar la actividad convocada por el Día Internacional de la Mujer acompañado por el diputado nacional Sebastián García De Luca. Además de un colaborador de hace años, el legislador fue designado como responsable de la campaña rumbo a 2023 con un objetivo claro: la gobernación bonaerense.
“Tengo ganas de ser gobernador”, le aseguró Monzó a Primer Plano Online en una charla mano a mano, en la que también recorrió varios tópicos. Incluso este medio fue testigo de un hecho que quedó registrado: si bien dio el puntapié inicial del partido de fútbol entre mujeres de distintas edades, todas vecinas del barrio, antes de que ruede la pelota intentó mostrar sus habilidades con la caprichosa, pero evidenció que su fuerte es la rosca política, para nada la redonda.
“Entre los cuatro años que fui presidente de la Cámara de Diputados y luego el coronavirus hacía cinco años que no recorría mi provincia. Así que estoy muy feliz de estar haciendo esto nuevamente”, confesó Monzó entre las selfies que se sacó con varios vecinos y vecinas del barrio que se acercaron a saludarlo. A su lado lo secundaban, además de Llaneza, la concejal Alejandra Liquitay (que fue árbitra del partido); el concejal de Merlo Eduardo Varela; y el referente del espacio en Ituzaingó, el abogado Pablo Lamoglia.
“Creemos que después de esta pandemia todo va a ser distinto. Por ejemplo, esta emergencia nos impulsó hacia lo digital y todos los ciudadanos vamos a tener que aggiornarnos a vivir de otra manera, con teletrabajo, educación a distancia, y la nueva normalidad. Esta pandemia también desnuda la carencia de estadistas que hay a nivel mundial. Los Bolsonaro, los Trump, los Boris Johnson, han sido productos emocionales de la sociedad, pero cuando tuvimos flagelos de estas características no estuvieron a la altura de las circunstancias”, reflexionó Monzó en la charla con este medio.
El expresidente de Diputados entre 2015 y 2019, que cuenta con una vasta trayectoria en la función pública dado que fue intendente de su pueblo, Carlos Tejedor, legislador y ministro, entre otras cosas, tiene en su plataforma una idea concreta sobre la provincia. “Hay que invitar a una regionalización de la provincia de Buenos Aires, que está mal parida desde sus inicios. Y esa regionalización tiene que estar vinculada a la idiosincrasia y los temas sociales y culturales de esas mismas regiones, y no que sean divisiones caprichosas que surjan de la política”, señaló.
Y, a la hora de analizar el estado general de cosas en el inmenso territorio provincial, consideró que “falló la política”. “Si la provincia está con este nivel de pobreza y de deserción escolar, está claro que fallamos todos. No es momento de echarle la culpa a un partido u otro. Lo que sí hay que lograr es más moderación, más mesura, más unidad para encarar los problemas que tenemos. La confrontación y la grieta es un gran negocio electoral, porque eso genera mayor atención en los medios de comunicación, pero al final lo que logra es que el país esté cada día más dividido y los problemas siguen”, sentenció.
“La provincia de Buenos Aires es muy gobernable. Es rica, pero necesita orden. Me tengo mucha confianza en poder lograr eso, por eso tengo ganas de ser gobernador. Pero para eso falta mucho. Tengo más ganas de colaborar con la política para cambiar esto, y si me toca ser lo seré, sino empujaré el auto desde el lugar que me toque”, manifestó sobre su futuro, y anticipó que este año será precandidato a algún cargo legislativo, que son los que se ponen en debate.
“Me considero una persona de consenso, buscando siempre la unidad, esquivando la confrontación… Eso me ha dado resultado”, redondeó Monzó en una suerte de mirada interior, que luego hizo extensiva al debate público que se avecina. “Es interesante empezar a analizar cómo se le llega a una opinión pública estratificada, atravesada por las redes sociales y metidas en burbujas que lo único que hacen es confirmar nuestro propio pensamiento”.
Por último, se preguntó por qué en cientos de pueblos, “en donde las burbujas están hechas” por la poca cantidad de habitantes que tienen, no tuvieron clases. Y arriesgó una respuesta, que deja entrever otra sentencia. “Eso pasó por la falta de autonomía municipal”, concluyó.