“Es una odisea que ya lleva 9 días. Estamos varados acá, en Goya, y nadie nos da una solución”. Cinthia y Cristian son un matrimonio oriundo de Parque Leloir (De la Tradición y Gobernador Udaondo) que está viviendo un drama que no encuentra final después del grave error que cometió el playero de una estación de servicio.
Ocurrió en la YPF de Ruta 12 y Neustad, en donde frenaron con su Chevrolet C10 con la que realizan fletes y mudanzas en Ituzaingó, aquí en el conurbano bonaerense. Habían viajado originalmente a la ciudad de Santa Elena y, al volver, quisieron conocer también Goya. Ya habían terminado la travesía, encaraban el regreso a su hogar y pasó lo inesperado.
“Era 26 de marzo a las 21.30. Mi marido se bajó, le abrió la tapa del tanque y le pidió que eche 30 mil pesos de súper. Creemos que el chico se confundió al ver la camioneta, pensó que era gasolera y le cargó gasoil. Arrancamos, hicimos 200 metros y nos quedamos. Así comenzó todo”, recordó Cinthia en diálogo con Primer Plano Online.
Ella regresó caminando al comercio para hacer el respectivo reclamo, y el encargado del negocio le respondió que debía hacerse responsable el trabajador que cometió el yerro. Emanuel Fernández, el empleado en cuestión, le brindó la solución: “llamo a un mecánico amigo y te resuelvo el problema”. Pero pasaron cosas.
LA ASISTENCIA MECÁNICA
Efectivamente, el mecánico se acercó hasta el lugar y acarreó la camioneta hasta su domicilio, en donde tiene el taller. “Todo indica que no hizo lo que debía hacer para limpiar el tanque de nafta, cambiar el filtro y las mangueras. Le llevó una hora y media subsanar el inconveniente, cuando es un trabajo de varias horas más. Al otro día salimos rumbo a Buenos Aires y nos terminamos de quedar en Villaguay, en Entre Ríos, donde la camioneta se fundió”, relató Cinthia.
Recorrieron algo más de 340 kilómetros y el motor quedó destrozado. Tuvieron que dejar el rodado en el campo, hicieron dedo en la ruta y con dos camioneros llegaron de nuevo a Goya para insistir con las explicaciones del caso en la estación de servicio. Hablaron con el dueño del comercio, con el mecánico, con el empleado que cometió el error, pero nada.
“Hasta acá llega nuestra ayuda. Si quieren iniciar acciones legales, iniciénlas, porque hablar palabra contra palabra no va a llegar a ningún lado”, fue la sentencia del encargado del negocio. “Yo no tengo pruebas de que le haya pasado otra cosa al vehículo”, agregó para dar por cancelado el diálogo. Desde entonces, la Policía rodea la estación de servicio cada vez que Cinthia y Cristian regresan en busca de alguna solución.
“Nadie se hace cargo y acá estamos, parando en una casita que conseguimos. Ahora el Municipio de Goya nos dio los pasajes para volver a Buenos Aires, pero no es solución, porque la camioneta está en el medio del campo y con su motor fundido. Es, además, su modo de vida, que no saben cómo harán para recuperar.