Crece el misterio y la incertidumbre sobre el crimen a sangre fría ocurrido la semana pasada en Ituzaingó. Pasan las horas y cada vez se hace más complejo intentar llegar a la verdad. Ahora, el abogado Rodrigo Tripolone, representante legal de Matías Nahuel Gustavo Bigolín, el vecino acusado de haber ejecutado el disparo mortal, salió públicamente a dar la versión de su cliente en relación a lo ocurrido, asegura que es “completamente inocente” de la imputación y entregó ayer en la comisaría 2ª de Villa Ariza el auto involucrado en la persecución al presunto ladrón.
“Recién hoy (por ayer) pude leer lo que hay en la causa. La semana pasada presenté un hábeas corpus y decretaron el secreto de sumario. Lo levantaron el lunes, pero no hubo sistema. Y de todo lo que leí, lo único claro es que no hay nada claro”, expresó el letrado en conversación con Primer Plano Online.
Para hacer un breve repaso del expediente en trámite, todo sucedió el pasado 28 de agosto en el cruce de las calles San Fernando y 26 de Abril, a una cuadra del Hospital del Bicentenario. Allí, un vehículo que fue identificado por cámaras de seguridad modelo VW Passat color negro, persiguió a un joven identificado a la postre como Federico Rubén Córdoba junto a una moto que se sumó al seguimiento.
Como reconstruyó este medio en base al relato de testigos y de fuentes judiciales y policiales, antes del disparo se escuchó la advertencia de una voz masculina que decía “no se metan que es un ladrón”. Después el disparo que ingresó por la cabeza y terminó siendo mortal. Desde entonces la fiscal María Laura Cristini, de la Fiscalía Descentralizada Nº 2 de Ituzaingó, instruye actuaciones por el delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con portación ilegal de arma de fuego de uso civil.
¿Por qué Bigolín está imputado? Porque es el propietario del Passat con el que persiguió al joven asesinado. Pero su abogado asegura que no disparó y que se mantiene evadiendo la acción de la justicia porque “todavía no tiene garantías para presentarse”. “Lo único que hay en su contra es lo que salió en los medios. Vamos a pedir medidas a la Fiscalía pero él no fue quien disparó y tampoco sabe quién fue”, afirmó Tripolone.
Según el representante legal del imputado, a él lo contactó la suegra de Bigolín, a quien se llevaron en calidad de aprehendida pocas horas después del crimen. “La explicación que le dieron es que el auto del yerno y de la hija se vio envuelto en un altercado”, refirió el abogado, quien también reveló que el Juzgado de Garantías Nº 4, que interviene en la investigación, ordenó investigar ese procedimiento policial.
Y describió lo que sabe de aquella jornada. “La familia Bigolín se había ido a pasar el día a la casa de un pariente. Lo que me contaron es que mi cliente y la esposa estaban llegando a la casa con sus hijos menores de edad y el fallecido le hace un ademán de exhibirle un arma de fuego para robarle. Él sale a perseguirlo y ahí se suma una moto”, detalló.
“Yo no hablé con mi cliente pero es lo que me contó la esposa, que aún no sale del shock. Mientras lo corría aparecen otros en una moto, a quienes no conoce. Ahí es cuando escucha un disparo. No lo vio, sintió el fogonazo y el ruido, se asustó y se fue. Ahí se acercaron varios, movieron el cuerpo y después se van. Nunca se imaginó que el resultado fue la muerte”, enfatizó el abogado.
Luego de tener acceso al expediente en trámite y conversar con la fiscal, Tripolone se presentó ayer martes en la comisaría 2ª de Ituzaingó a entregar el auto para la realización de pericias. Insiste en que, luego de leer el trámite judicial, no hay ni cámaras de seguridad “ni un solo testimonio certero” que involucre a su cliente con el crimen: lo único que hay, asegura, es que lo siguió con su auto.
“Él después volvió a su casa, tomó a su familia y se fue a continuar con su rutina. No se imaginó que iba a terminar siendo buscado. Y se asustó con la detención de su suegra”, explicó el letrado. Es por eso que su estrategia judicial fue presentar un hábeas corpus tanto para Bigolín como para su esposa, y cuando tuvo la confirmación de que la mujer no estaba siendo buscada ella regresó a su casa. Ahora espera por declarar recién mañana jueves ante la fiscal Cristini.
En la interpretación del abogado Tripolone, quien disparó “puede haber sido un justiciero anónimo o algún delincuente que tenía cuentas pendientes con el fallecido”. “Mi conclusión es que o se trata de un extraordinario pistolero, que puede acertar disparos a distancia, o fue algo fortuito que nadie esperaba que termine de esa manera y pegó en la cabeza de la víctima como podría haber dado en otro lado. Es muy difícil pegarle en la cabeza a alguien que está en movimiento. Solo el personal de seguridad está entrenado para eso”, cerró.
Cabe recordar que la bala que mató a Córdoba entró por el costado izquierdo de la cabeza y salió por adelante. Es decir, le atravesó el cráneo. Y no fue disparada, según la autopsia, a corta distancia.