“La reflexión que hago es que siento que me saqué un peso gigante de encima. Con mis hijas aún no lo hablé, porque quiero primero consultar con su psicóloga ya que ella expresó que no quería tocar más el tema. Pero para mí es cerrar una etapa y seguir ayudando y apuntalando en su sanación”.
Las palabras pertenecen a Miguel Alejandro Macías, el papá de una víctima de abuso sexual a manos de su tío materno, quien ya fue condenado a 10 años de prisión, y de otro sujeto que hasta ayer permanecía prófugo de la justicia pese a tener orden de captura nacional e internacional dispuesta por la jueza de Garantías Nº 1 de La Matanza, Mary Mabel Castillo, tras el planteo realizado por la fiscal Roxana Castelli, de la UFI Especializada Nº 2 de ese Departamento Judicial.
Finalmente, el otro acusado en la causa fue detenido en el mediodía de ayer en el cruce de las calles El Pindo y Ruta 21, en Ciudad Evita. Pablo Daniel Zágari (44) caminaba vestido como un hombre en situación de calle y había bajado muchos kilos desde la última vez que fue visto. Además, se había dejado crecer la barba y usaba un gorro de lana que le cubría la pelada en la cabeza. Un notorio cambio de look que lo transformó en irreconocible, porque tampoco tenía sus anteojos.
Fue personal del Gabinete Técnico Operativo de la comisaría 3ª de Ciudad Evita la que obtuvo el dato de los lugares por donde solía moverse y lo interceptó en la vía pública. Lógico: primero se hizo el desentendido, pero luego no tuvo más que aceptar quién era. Y fue trasladado a la seccional para quedar detenido y enfrentar a la justicia en las próximas horas.
El calvario de una niña
“Después de todo lo que le hicieron y lo que tuvo que pasar para que la denuncia pueda avanzar, contando sus padecimientos ante médicos legistas, psicólogos, peritos, la cámara Gesell, la fiscal, lo que menos quiere es hablar del tema y yo la respeto. Está saliendo adelante gracias a todos los profesionales que la asisten. Creo que igual a partir de ahora nos vamos a despertar cada mañana de otra manera”, agregó Alejandro, el papá de la menor víctima.
Como publicó Primer Plano Online el pasado 5 de abril, el hombre se había contactado con este medio -el primero que hizo público el caso- para pedir ayuda en la búsqueda de Zágari. Desde la pandemia, cuando se enteró que la menor había sido abusada sexualmente por un tío materno, el hombre acompaña el tratamiento de la chica para intentar sanar las marcas que quedaron en su cuerpo y en su psiquis. Y el primer paso para esa recuperación es que los culpables paguen por lo que le hicieron.
“Los abusos comenzaron cuando ella tenía 5 años y cuando cumplió los 10, directamente empezaron a violarla. Ahora tiene 14 y se animó a contarme todo hace un tiempo, por lo que hice automáticamente la denuncia. Luego de las pericias a las que la sometieron la justicia ordenó la captura de su tío materno, que terminó condenado”, detalló el vecino de Villa Luzuriaga.
A raíz de la denuncia y de todo lo que pudo contar la joven, César David González -su tío materno- recibió la pena de 10 años de prisión en juicio abreviado por los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por ser encargado de la guarda y contra una menor de 18 años aprovechando su situación de convivencia preexistente en concurso ideal con corrupción de menores agravada por ser cometido por persona conviviente y encargada de la guarda.
Pero no fue vejada únicamente por ese familiar: también en los ataques sexuales participó Zágari, el ahora detenido. Para la investigación quedó probado que el sujeto abusó de la menor con la complicidad de González, quien “le tapaba la boca” a la víctima y la vejaba tras ofrecerle “dinero y golosinas”. Por eso la imputación contra él es mayor: abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por dos personas en concurso ideal con corrupción de menores agravada por ser la víctima menor de 13 años y mediar violencia y coerción.
