El Tribunal Oral Criminal (TOC) Nº 3 de Morón condenó a prisión perpetua a Maximiliano Armando Vera (38), quien llegó al juicio detenido y acusado de ser el autor material del crimen de Luciano Santino Ruiz, el nene de 8 años con síndrome de Down asesinado de dos disparos, uno en la cabeza y el otro en la espalda, mientras estaba en el interior de su vivienda.
Lo que siempre se sospechó del caso y que luego se pudo probar en el debate orientado por los jueces Federico Topino, Diego Bonanno y Gabriel Tomassetti es que se trató de una venganza contra el hermano del chiquito por conflictos que se originaron en la relación sentimental con una mujer.
Aunque no fue el único responsable de los disparos mortales: por ser considerados partícipes necesarios del crimen también recibieron la pena máxima Maximiliano Enrique Vázquez (38), Lucio Esteban Martínez (26) y Cintia Soledad Borda (35), por entonces pareja de Vera.

El fatal ataque concluido con una víctima inocente muerta sucedió el 12 de noviembre de 2023 en el interior de una precaria casilla de la calle Cayol al 3700, entre Blanes y Camino de la Rivera de la localidad de Mariano Acosta, en Merlo, y uno de los hermanos del chiquito también resultó herido. Los agresores ingresaron a la finca y dispararon sin medir las consecuencias.
Cuando un móvil del Comando de Patrullas llegó al lugar, vecinos conmocionados increparon a los efectivos y los obligaron a trasladar a la mamá y a la criatura hacia el centro asistencial más cercano. Entonces los policías llevaron a la víctima en brazos de la madre hacia la clínica Figueroa Paredes, ubicada en Tres Sargentos y Ricardo Balbín del centro de la mencionada ciudad, pero ya estaba sin vida cuando fue recibido por los médicos.

Una venganza horrorosa
La investigación penal del crimen de Santino consiguió probar que las balas eran, en realidad, para el hermano del chiquito, identificado como Nicolás, quien había mantenido una relación con Borda. Eso derivó un conflicto irresuelto que se intentó resolver de la peor manera. Luego del ataque, los agresores huyeron a bordo de un Fiat Siena color negro que los aguardaba estacionados sobre calle Blanes, entre Frers y Buenos Aires. Es decir, tenían todo planificado.
El fiscal Hugo Ravizzini, de la UFI Nº 7 de Morón, investigó el caso y dispuso que rápidamente declaren en el expediente testigos de lo sucedido, tomarle testimonio a la mamá de Santino y recopilar imágenes de cámaras de seguridad sobre la secuencia previa y posterior. Desde un primer momento hubo una hipótesis central: no fue un crimen por error, sino que se trató de un hecho premeditado y definido para hacer daño. “Lo fueron a matar directamente”, refirió una fuente vinculada a la investigación en curso.
A pocas horas del sangriento episodio fueron detenidos en la calle Coronel Pringles entre San Salvador y Haití de Ituzaingó, Vera, Vázquez y Martínez: tomaban cerveza en el cordón de un kiosco y fueron reconocidos por un familiar de Santino que acompañó a un móvil policial y con la misma ropa con la que atacaron la vivienda.
Luego cayó Cintia Soledad Borda, pareja de Vera, principal sospechoso de haber disparado los balazos mortales contra la criatura. Sobre ella recae la acusación de haber sido parte de la organización criminal y de haber manejado el auto en el que los asesinos escaparon tras matar al chiquito.
Las conclusiones periciales sobre lo ocurrido no dejaron dudas para la justicia: “los disparos que terminaron con la vida de Santino Ruiz fueron efectuados en forma directa por el encartado Vera desde adentro de la habitación en la que se encontraba el niño durmiendo”, detallaron los jueces en su fallo. El tribunal coincidió con la hipótesis presentada por el fiscal del juicio, Horacio Vázquez.
Las evidencias reunidas contra los asesinos
Los peritajes científicos confirmaron la responsabilidad de Vera: el dermotest dio positivo de pólvora en ambas manos, y en el lugar del hecho se hallaron vainas servidas calibre .22 compatibles con la carabina que usó para matar al niño. En el fallo de más de 80 páginas, al que tuvo acceso Primer Plano Online, el tribunal describió el ataque como “un acto de extrema violencia y desprecio por la vida humana”.
Durante el juicio, los jueces escucharon los testimonios de Rita Ruiz, que vive en condiciones de extrema vulnerabilidad y perdió a su hijo menor en el ataque. La mujer, que desde un primer momento fue representada por el abogado Rodrigo Tripolone, describió entre llantos cómo pidió ayuda a los vecinos mientras cargaba en brazos a Luciano, ya sin vida, y cómo Vera la amenazaba con el arma para impedir que nadie la auxiliara. “Les gritaba a los vecinos que no salieran, que los iba a matar a todos”, recordó la madre, que aún padece secuelas físicas y emocionales del ataque.
La condena a perpetua para Vera, Martínez, Vázquez y Borda fue por los delitos de homicidio agravado con el concurso premeditado de dos o más personas y mediante el empleo de arma de fuego, reiterado en tres hechos, dos de los cuales resultaron en grado de tentativa y portación ilegal de arma de fuego de uso civil, todos ellos en concurso real entre sí.








