Si bien ya tenía antecedentes con otras parejas, finalmente la detención del violento que se hacía el guapo con mujeres con las que se obsesionaba terminó siendo cinematográfica. Un policía disfrazado de churrero, otro con un portafolio en la mano y varios más aparentando estar en otra cosa permitieron arrestar al sujeto, tras la valentía de la víctima de acordar un encuentro con él.
La denuncia concreta fue tomada en sede judicial el pasado 22 de mayo. Eran cerca de las 20 cuando C.S.A. (24) esperaba el colectivo en la esquina de Equiza y Larré de González Catán, en La Matanza, y su exnovio la abordó de manera intempestiva.
Como reflejo instantáneo, la joven comenzó a caminar para alejarse y ponerse a resguardo, pero él la siguió por algunos metros hasta que, sobre la calle Larré, entre Barrientos y Bariloche, el agresor sacó un arma de fuego de entre sus ropas y la apuntó.

“Me vas a dejar verlo por las buenas o por las malas, encima estoy re armado y si la tengo que pudrir, la re pudro”, fueron sus palabras intimidatorias. Se refería al hijo en común que tienen, que vive con la mamá. Después de la amenaza, le dobló las manos y le pegó un puñetazo en la cabeza, otro en el brazo y el restante en el hombro. Además, le robó una mochila con mercadería que tenía la mujer y 50 mil pesos en efectivo.
“La próxima te voy a terminar de matar bien”
“La próxima te voy a terminar de matar bien, hija de puta”, le gritó mientras corría para alejarse. C.S.A. no lo dudó: se dirigió de inmediato a la seccional policial y radicó la denuncia, visiblemente atemorizada por lo que terminaba de vivir.
Una vez realizado el precario médico y de tomarle testimonial, desde la Fiscalía Especializada en Delitos Derivados de Violencia Familiar y de Género e Integridad Sexual Nº 1 de La Matanza solicitaron al Juzgado de Garantías Nº 6 la detención de Cristian Damián Rodríguez (35), que la jueza Carina Andrijasevich ordenó al instante.
Los cargos que le imputó la justicia son amenazas agravadas por el uso de armas -reiteradas en dos hechos-, lesiones leves agravadas por el vínculo y por darse en un contexto de violencia de género y robo agravado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse de ningún modo por acreditada.
Lo que faltaba, entonces, era avanzar con la detención, pero existían los riesgos lógicos de una fuga. Porque además, el pasado 20 de enero ya el Juzgado de Familia Nº 2 de La Matanza le había impuesto una medida cautelar de no acercarse a la víctima, y el sujeto la seguía hostigando y amenazando.
Lo cierto es que personal de la comisaría 1ª de Laferrere recibió el oficio para avanzar en la detención, y para no fallar en el operativo coordinó con la chica cómo iba a ser el procedimiento. Los efectivos le pidieron que concrete un encuentro y así tenderle una trampa. Prepararon el terreno disfrazados con la vestimenta distractiva y lo interceptaron al llegar. Pese a que corrió, lograron capturarlo en un terreno con frondosa arboleda, en donde intentó esconderse.
Mientras era trasladado al patrullero, Rodríguez lloraba y pedía “por favor”, mientras aseguraba que no había hecho nada. Fue en esas circunstancias que apareció la víctima también a los gritos. “No vas a tener ganas de pegarle a nadie más, basura”, le espetó en la cara.