Un juicio estremecedor se está llevando adelante en los Tribunales de Morón contra un padre y una madre acusados de haber violado y asesinado a golpes a su pequeña hija, de apenas 5 años, en la vivienda familiar en la que convivían en Hurlingham.
Frente a los jueces que tienen a cargo el debate y al fiscal Adrián Ferreyra se encuentran Marcos Villa, el papá biológico de Luciana, la víctima de las vejaciones. El sujeto enfrenta cargos por los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y por resultar la víctima una menor de 13 años conviviente reiterado (dos hechos), y homicidio agravado por el vínculo.
También está su mujer y mamá de la nena. Se trata de Marcela Segovia, quien al momento de descubrirse el hecho trabajaba como docente en una escuela de William Morris y enfrenta acusaciones por los delitos de abandono de persona seguido de muerte agravado por el vínculo.
Como informó en su momento Primer Plano Online, el caso salió a la luz luego de que padre y madre llevaran a la víctima de urgencia al hospital Papa Francisco, de Hurlingham, a raíz de haberse, supuestamente, atragantado con comida el pasado 29 de septiembre de 2021 en la vivienda que la familia habitaba sobre la calle Guayra al 4.500 de Villa Tesei. Pero todo era mentira.
Según se logró reconstruir en la investigación primero y después en el juicio, en 24 horas Luciana había sido trasladada a dos nosocomios del distrito. Primero al hospital San Bernardino, en donde un médico la atendió (de apellido Quispe) y le diagnosticó “un problema gástrico producto de una ingesta por un pancho en mal estado”. En un durísimo alegato, el fiscal Ferreyra fue lapidario contra el doctor: lo calificó como “poco profesional” y afirmó que “el título le queda grande”.
Después llegó el traslado al centro de salud en el que finalmente constataron su muerte. Uno de los principales testimonios en el debate oral lo aportó la enfermera que recibió a la víctima fatal en el establecimiento sanitario y de inmediato alertó a las autoridades: dio cuenta de las heridas, de los hematomas y la distinta coloración (por el tiempo que duraron las vejaciones padecidas) que presentaba el cuerpo de Luciana. También presentaba desgarro en la zona anal y vaginal con sangrado.
A esas se sumó las vertidas por la médica que realizó la autopsia. Entre llantos manifestó que en sus años de experiencia “jamás vi algo igual”. Recordó con exactitud cada detalle de lo que el cadáver de la nena devolvió y definió como “dantesco” lo que le hicieron padecer. “Tengo tan presentes esas lesiones que siento haber quedado marcada a fuego para siempre”, reveló.
Y el dato que más estremeció a quienes siguieron el juicio: hallaron restos de semen en la boca de la víctima. Ese material genético, que también fue encontrado en las sábanas y ropa de la menor asesinada, pertenece al padre, que se mantuvo indiferente ante cada exposición. En sus últimas palabras, incluso, Villa habló de “mala praxis”, se consideró “injustamente acusado” y hasta refirió que la nena “murió por algo que le pasó en el jardín”.
Los abogados de la madre, en tanto, argumentaron que Segovia “era víctima de violencia de género” por parte de Villa y por eso era “obligada a callar y no denunciar los abusos que sufría su hija”. El fiscal Ferreyra descartó ese planteo y la responsabilizó por “omitir el padecimiento” que Luciana sufrió a manos de su progenitor. No sólo la víctima fatal, sino también su hermana tenía indicios de haber sido violentada. A diferencia de su marido, la mujer en todo el juicio lloró.
En el juicio también se expresaron docentes del jardín al que concurría la nena y una vecina del barrio que intentó reanimar a la víctima cuando su cuerpo colapsó, poco antes de ser llevada al hospital por otro vecino. “Si alguien le hizo eso (las vejaciones a la nena) el único que pudo hacerlo fue él”, había declarado la mamá ante la fiscal que instruyó la investigación, María Alejandra Bonini.
Después de reconstruir todo lo que pasó y las evidencias científicas, en su alegato final -que duró una hora y media- el fiscal Ferreyra solicitó la pena de prisión perpetua para Villa, a quien comparó con “el diablo”, y 18 años de prisión para Segovia. Ahora se espera el pronunciamiento final del tribunal, integrado por los jueces Gabriel Sotelo, Marcos Lisa y la jueza Julia de la Llana darán a conocer el veredicto en los próximos días.