En tiempos como los que estamos transitando urge determinar prioridades, y hoy la prioridad es cuidarnos y cuidar. Cada una y cada uno es responsable de sí y de los demás. No hay mayor responsabilidad y compromiso que éste. Debemos permanecer en nuestros hogares hasta que cese la posibilidad de contagiarnos y contagiar. La salud es lo primero, el resto puede esperar. Pero el aprendizaje no se detiene y quizá ésta sea la mejor enseñanza que podamos adquirir: aprender a cuidarnos y a cuidar. Ante un mundo que promueve el egoísmo, el “sálvese quien pueda”, hoy estamos en la antesala de una gran oportunidad, aunque dolorosa, para cambiar y salvarnos entre todos y todas. Somos seres individuales pero también sociales, estamos interconectados y esta vez, como nunca en la historia reciente, nos necesitamos para no enfermar, para no morir. Es sustancial incorporar una dimensión holística de la vida, la de saber que somos parte de un entramado social, que estamos interconectados, que lo que hagas afecta a los demás, para bien y para mal.
Serán tiempos de quedarnos en casa, de aprender de la soledad, en familia o con quienes convivamos, de dialogar, de meditar, de hacer memoria, de conectar con lo más íntimo, con lo pendiente, con aquellas cosas que desatendimos por estar hiperactivos. Y que la vida virtual cobre la dimensión necesaria, que esta vez sí sea una herramienta de verdadera conexión y aprendizaje y no solo de diversión. Ojalá que el coronavirus pase pronto y nos deje las enseñanzas necesarias. Hay miedo, es lógico, pero no nos servirá para mucho; solo es conveniente el estado de conciencia, porque es lo que nos servirá de ahora en adelante.
El miedo paraliza y es muy mal consejero; tenemos que accionar, ser creativos y positivos porque solo eso contribuirá a que no bajen las defensas y a elevar las endorfinas. Aflojar tensiones, informarnos sin obsesionarnos y buscar estímulos positivos. Y en el caso de que nos enfermemos podremos presentarle una mejor batalla a lo que nos suceda.
El coronavirus instaló un desafío ético, nos invita a una salvación social. Espero que cuando pase solo deje el contagio de una humanidad más solidaria.
