“Se puede operar sin El Palomar”, aseguró Miguel Livi, CEO de Royal Class, una de las empresas que se presentaron a audiencia pública por la denominada ‘Revolución de los aviones’. Es que si bien la empresa a la que representa consiguió el visto bueno de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) a su propuesta, no logró la aprobación del Ministerio de Transporte para operar en el país. Entonces trasladó su inversión a Miami, donde a fin de mes abrirá una sucursal.
“Hoy Aeroparque está operando al 32% de ocupación, según los datos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Si ‘la revolución de los aviones’ hubiese funcionado, tendría que haber setenta aviones. Pero hay seis. El Estado invirtió $ 6 millones para las obras de refacción del sector militar de Aeroparque (para la Cumbre del G20) y después lo derribaron para hacer una ampliación. Hoy hay un vallado, pero nunca hubo operaciones en ese sector”, explicó.

Livi describió que esa es una alternativa concreta al aeropuerto de El Palomar, donde la Justicia ordenó suspender los vuelos nocturnos, restricción que se sostiene pese a la apelación de los organismos de gobierno ante la Cámara de Apelaciones. El objetivo de la medida tomada por la jueza federal de San Martín Martina Forns es “priorizar el descanso nocturno de los habitantes de la zona”.
Según la ANAC, la medida genera un perjuicio a la actividad aerocomercial en todo el país. Sin embargo, Livi retrucó: “hay costos distintos de operación, pero el Estado puede tomar una decisión administrativa para que se respeten esas condiciones. No hace falta mantener El Palomar”.
Durante una entrevista con el diario Perfil, el CEO de Royal Class también arriesgó una definición rayana con la corrupción. “La ‘revolución de los aviones’ fue direccionada a un par de actores”, espetó.