Eva perdió a cuatro sobrinos y a dos hermanas. Confiesa estar “devastada” por la situación, pero asegura tener fortaleza para seguir por los niños y las niñas huérfanas que sobrevivieron al incendio del pasado domingo, que se convirtió en la peor tragedia en la historia de Ituzaingó por la cantidad de víctimas fatales que causó.
Eva se presta al diálogo con Primer Plano Online pero es inevitable su llanto, que interrumpe la entrevista. “Tratamos de tener a todos juntitos y de luchar para ayudarlos y que ellos estén lo mejor posible”, alcanza a expresar. Su voz se quiebra y las lágrimas brotan de los ojos de esa mujer que sabe que jamás nada volverá a ser igual.
TODAS LAS VÍCTIMAS DEL FATAL INCENDIO:
http://www.primerplanoonline.com.ar/index.php/2019/06/11/dolor-infinito-murio-la-ultima-sobreviviente-del-incendio-ituzaingo-suman-siete-las-victimas-fatales-las-cuales-cinco-menores/
Franco está con ella. También sale a la vereda de la casa que alberga a sus hijas por estas horas, la de una vecina solidaria del barrio Pachamama, que abrió sus puertas para que los niños pasen estas horas hasta intentar reconstruir algo de la vivienda precaria en que vivían hasta que las llamas arrasaron con todo a su camino. Es el papá de Iris, sobreviviente del desastre. La adolescente logró escapar del fuego y ayudó a salir a varios de sus hermanitos y primos. Se presta al diálogo, pero sólo atina a decir que está “mal, sin palabras”. Quiere estar ahí para acompañar a la familia. “Seguimos perdidos”, acota.
LOS CONTACTOS PARA ACERCAR LAS DONACIONES SON: 0385-6127956 (ANTONELLA) Y 15-2867-0828 (MARY ROLÓN)
Por estas horas, Mary Rolón, la vecina que está albergando en su hogar a quienes sobrevivieron al fuego en la precaria vivienda de la calle Santos Vega al 4200, está pidiendo que no alcancen más ropa, que llegó de sobra. Lo que están necesitando con urgencia son productos de higiene (shampú, acondicionador de pelo, jabón, toallitas femeninas) y útiles escolares, para que los niños y niñas puedan retomar la escuela, ya que perdieron todas sus pertenencias. Por lo tanto, mochilas, guardapolvos, cuadernos, lapiceras, hojas, lápices y demás será bienvenido. Y por qué no juguetes, ya que hay niños pequeños allí y también necesitan jugar y distraerse para escapar del dolor. “Estamos agradecidos en el alma con todos los vecinos que colaboraron con nosotros. Nos dieron ayuda de todos lados”, agregó Eva.
“EL BARRIO ESTÁ EN SILENCIO”
Gabriel vive en el barrio desde 1993 y conocía de hace años a Analía y a Tamara, las dos adultas que murieron en el incendio. A los menores los había visto por la cuadra, pero no necesariamente dialogaba a diario con ellos. Le tocó enterarse quizá antes que nadie de lo que estaba pasando en la vivienda lindera a su casa y correr para ayudar.
“Uno como padre es algo que nunca espera ver ni vivir”, reflexiona ante Primer Plano Online, durante una charla en la que rememora que estaba mirando la televisión el domingo pasado cuando su hija le comentó que se había prendido fuego la casa. “Cuando salí y vi a vecinos con mazas queriendo romper la reja para poder socorrer a las criaturas y a la gente que estaba adentro era toda una conmoción que nadie sabía qué pasaba”, describió.
“El barrio está apagado, en silencio, todavía no podemos salir del shock, porque esta situación desbordó todo lo racional. La tristeza es infinita”, concluyó el vecino.