Cuatro jefes policiales de la Bonaerense fueron desafectados ayer a raíz de su actuación en los incidentes ocurridos el jueves en Ituzaingó. Los mandos de la Bonaerense en el distrito fueron grabados por las cámaras de televisión cuando levantaban piedras del piso y las arrojaban a los manifestantes. Lo hacían contra los manifestantes que protestaban por un secuestro que en realidad nunca existió.
La separación de los jefes policiales fue decidida por la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad. La medida recayó sobre el jefe distrital del partido, comisario inspector Hugo Gramajo; el jefe de comando de patrulla, comisario Martín Verduri; y los titulares de las comisarías 1ª, comisario Rubén Batallán; y 2ª, subcomisario Leandro Almeida.
En tanto, la Justicia de Morón resolvió que quedaran detenidos cinco de los siete atacantes que fueron apresados en el lugar de los incidentes. Cuatro de los cinco sospechosos integran la barra brava del club Ituzaingó. Aunque todavía los investigadores no lograron determinar cuál fue el motivo por el que atacaron a los policías y provocaron los incidentes.
Al fin habló Ritondo
Entrevistado por el diario La Nación, el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, habló por primera vez de la situación en Ituzaingó y apuntó contra el exjefe de la Policía Local, quien fue echado por su gestión, lo que desencadenó el conflicto con el gobierno de Alberto Descalzo. «Acá hubo un proceso de Asuntos internos donde, por una serie de irregularidades en el manejo de la Policía Local, se decidió la intervención por parte de la provincia. Y está denunciado en la Justicia de Morón. Cambiamos el jefe de la comisaría porque entendimos que utilizaba a la Policía Local para fines privados como servicios de custodias personales, barrios privados, supermercados, negocios privados», expresó el titular de la cartera de Seguridad.
Como ya informó Primer Plano On Line, en Asuntos Internos la investigación comenzó a partir del robo que sufriera el empresario Alberto Traverso, quien se trasladaba en un vehículo con custodia de un móvil de la Policía Local. El robo que sufrieron esos efectivos de sus armas reglamentarias y de los chalecos antibalas que portaban y que el servicio no estaba registrado en ninguno de los libros donde se informan los movimientos policiales fue el puntapié para la investigación, que apunta principalmente a quien era jefe de la fuerza distrital, Jorge Castillo, desplazado del cargo por la provincia.
