La semana pasada Primer Plano Online publicó en exclusiva que, en medio del juicio que se le sigue por abusar sexualmente de una menor de edad con la que convivió, el exsecretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de San Martín Enrique Carlos Peresan (67) había sido detenido por la justicia luego del adelanto de veredicto solicitado por la fiscal que intervino en el debate.
Ahora se conoció la sentencia, que fue por unanimidad. El Tribunal Oral Criminal Nº 3 de San Martín, integrado por los jueces Carolina Martínez, Martín Klobovs y Aníbal Bellagio, condenó a 16 años de prisión al dirigente sindical por los delitos de corrupción de menores agravada por la edad de la víctima y por la convivencia preexistente en concurso ideal con abuso sexual simple agravado y exhibiciones obscenas. El veredicto fue un año menor al solicitado en su alegato por la fiscal Vanesa Leggio.
La víctima de las vejaciones fue la hija de la expareja de Peresan, cuya identidad se preserva. Siempre según lo denunciado y luego corroborado en el juicio, los hechos ocurrieron desde que la menor tenía 11 años (en 2012) y se extendieron en el tiempo. La denuncia fue presentada por el padre biológico de la niña, hoy ya mujer adulta. “Notó actitudes raras en su hija, le extrañó que no quiera volver al domicilio de su madre y cuando indagó se encontró con la confesión de la chica sobre lo que padecía”, quedó establecido en la investigación.
Los abusos fueron de diverso tenor (no es de estilo graficarlos) y en reiteradas ocasiones, aunque sí un detalle: Peresan llegó a ofrecerle dinero para mantener relaciones sexuales. Cuando la chica pudo narrar lo padecido, la mamá no sólo que evitó acompañarla, sino que hasta amenazó como matarse si prosperaba la denuncia contra su concubino. Ese capítulo ameritó un articulado aparte en la sentencia dada a conocer hoy.
“Remítase el acta de debate, el veredicto condenatorio, fundamentos y sentencia al Ministerio Público Fiscal para que proceda a la correspondiente investigación por presunto accionar ilícito” de la madre de la víctima. En otras palabras: por acción o por omisión se tiene que esclarecer qué rol le cupo a la mujer en todo lo padecido por la entonces niña.
En la instrucción del caso, la joven abusada señaló como cómplice de las vejaciones a su mamá, indicó que ella sabía lo que pasaba y reveló que también a su hermana ‘Quique’, como lo llamaban, le había hecho la misma propuesta: cambiar relaciones sexuales por dinero. La protagonista de esa “invitación” pervertida lo reconoció y enfatizó su rechazo.
A lo largo del juicio y de la investigación en su contra Peresan se defendió y consideró que la denuncia era “falsa”. “Jamás tuve acceso carnal con ella, nunca la toqué. Me están denunciando por intereses económicos. Yo creo que la menor fue inducida por parte del padre”, señaló. Está claro que nadie le creyó y ahora le espera un largo tiempo en prisión.
Incluso el artículo III del veredicto al que tuvo acceso Primer Plano Online dispuso la toma de una muestra biológica y la posterior inclusión del perfil de ADN del ahora condenado en el Registro Nacional de Datos Genéticos vinculados a delitos sexuales, tal cual lo establece la Ley 26.879.
