Gisela Herrera tiene 24 años y hace seis que trabaja en la empresa Trenes Argentinos, más concretamente en el área de barrido de la estación Moreno. Acaba de recibir el telegrama de despido con el argumento de las “faltas reiteradas” en las que incurrió a su lugar de empleo, sin considerar que la mujer sufre violencia de género desde 2010, cuando inició su relación con el golpeador padre de sus tres hijos, un hombre del que intenta separarse pero que la amenaza de manera permanente.
En 2016 Gisela comenzó con presentaciones judiciales y consiguió algunas restricciones perimetrales de acercamientos que fueron sistemáticamente violadas por su ex pareja. Comenzó entonces a faltar a su trabajo por lo que se conoce como licencia psiquiátrica, pese a que su relato siempre versó alrededor de la situación de sometimiento de la que era víctima. Estuvo en esa condición por 8 meses, tiempo en el cual debió mudarse tres veces porque hubo hasta una insólita secuencia en la que tres familiares de su ex pareja ingresaron a la vivienda a sacarla a los golpes a ella y a los chiquitos.
“Esa licencia psiquiátrica debió ser tomada como víctima de violencia de género, pero el servicio médico de la empresa la empezó a poner desde hace un tiempo en una situación de hostigamiento permanente luego de su reincorporación, en 2017, y no le justificaron una ausencia en la que ella debió llevar a su hija al hospital por una fractura”, relató a Primer Plano On Line Mónica Schlottauer, una de las delegadas del Sarmiento que se puso al frente de la defensa de la mujer.
En realidad, el convenio de los ferroviarios habla de que las faltas son justificadas en caso de que un familiar directo necesite cuidados intensivos, así que Gisela siguió acumulando sanciones por esas reiteradas faltas, algo que desembocó en su despido. Eso es violatorio de la ley 26.485 (de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales), que establece que, a partir de que la empresa es notificada de que una mujer está viviendo en su hogar situaciones de violencia, debe cuidar la salud mental de su empleada y dotarla de herramientas para ayudarla en la emergencia.
TEXTO COMPLETO DE LA LEY 26.485
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/150000-154999/152155/norma.htm
“El violento la chantajeaba permanentemente para que ella no trabaje y la empresa, con esta decisión, terminó del lado del agresor y desamparando a la víctima”, agregó Schlottauer. Por caso, si ella no accedía a lo que él quería como hombre la agredía a Gisela o a sus hijos y se iba, con lo cual la mujer no tenía con quien dejar a los chicos.
Toda esta situación llegó a oídos de Fabiana Túñez, titular del Consejo Nacional de las Mujeres, que el próximo miércoles se reunirá con autoridades de la empresa para pedir explicaciones por el despido y pedir que revean la situación. Mientras, sus compañeros realizaron una movilización para visibilizar el caso, con datos contundentes: sólo en 2017 hubo 298 femicidios, que dejaron a 312 niños huérfanos. Una estadística demasiado nefasta y grave como para acompañarla con un telegrama de despido a una mujer golpeada.