“Nadie se suicida de un disparo en el pecho. A mi hija la mató su pareja porque había descubierto algo”. Claudia Garnica es una madre desahuciada. Acaba de enterrar a su hija, de 29 años, oficial de la Policía de la provincia de Buenos Aires, apostada en un destacamento rural. Allí conoció a quien fue su última pareja, Jonathan Arancibia, también agente de la fuerza, y a quien apunta como autor de lo que ella considera fue un femicidio.
No tiene prurito en decirlo y hasta se encadenó en la puerta de la Fiscalía Nº 11 de Morón, en donde está radicada la causa. Pudo hablar, inclusive, con la fiscal María Alejandra Bonini, encargada de la investigación. Y espera esta semana volver a presentarse en esa dependencia judicial para brindar su testimonio. No es la única: desde que se encargó de dar a conocer el hecho, hubo muchas integrantes de la estructura policial que se ofrecieron para salir como testigos.
Karen apareció muerta en su casa el domingo 16 de febrero con un disparo en el tórax. Claudia se enteró de una manera poco protocolar si se quiere: recibió un llamado del comisario de Pompeya, en Merlo (zona en que vivía la pareja) que le preguntaba si ella era la mamá de la oficial. Tras eso le comunicó, sin más, que su hija se había suicidado. “Mi hija no puede haber hecho eso, debe estar confundido. Estuvimos hablando ayer cómo llevar al nene a la escuela y teníamos cosas planeadas a futuro”, respondió la mujer.
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Pero el comisario le insistió: “señora, su hija está muerta”. En ese momento, ante la mirada de su mamá, su otra hija Jazmín tomó en teléfono. Del otro lado, la voz del jefe policial le siguió explicando. “Encontraron un mensaje de infidelidad de su pareja y se suicidó”, fue lo que le intentaba narrar el comisario a la familia. Es más: le comunicó que Gendarmería estaba haciendo peritajes en la casa de Karen, cuando luego la familia de la víctima confirmó que no fue así.
El calvario para la mamá de Karen recién empezaba. Después vino su irrupción en el acto de Lucas Ghi (homenaje a San Martín), la atención de los abogados del Municipio y su encadenamiento en las puertas de la Fiscalía. Finalmente pudo hablar cara a cara con la fiscal del caso, aunque se fue con sabor a poco. En el medio descubrió, simplemente por ir y preguntar a los vecinos del barrio donde vivía su hija, un elemento que para ella es clave.
“Tu mamá se mató”, le dijo Arancibia al hijo de Karen, que estaba en una habitación contigua de la casa en donde ocurrió el hecho. Pero ahí está la parte que a Garnica no le cierra del relato del hombre. No coincide el horario en que supuestamente pasó todo. A las 16.30, el nene le mandó un mensaje al primo llorando, diciendo “mi mamá se mató”. Pero el aviso al 911 fue recién dos horas más tarde, cerca de las 18.20. Incluso los vecinos dijeron que a esa primera hora fue que escucharon la detonación.
Hay testigos que hablan de la presencia del padre y la mujer del padre de Arancibia en la casa ni bien se oyó el tiro. “Limpiaron toda la escena. Él trabaja de eso, así que es fácil para él hacerlo. En cuando me llamó el comisario ya sabía todo”, reflexionó Garnica. De ahí su convicción de que se trató de un femicidio. “Es una persona oscura, siniestra, que después fue a declarar a la Fiscalía y lloraba como un chico”, cerró.
Primer Plano Online pudo confirmar que las pericias balísticas, de la escena y de los teléfonos están en manos de Gendarmería, aunque lamentablemente los tiempos son largos: se calcula que tardan entre seis y ocho meses. En el medio de semejante incertidumbre, Garnica sigue recibiendo muestras de solidaridad, y espera presentarse en la semana a ver qué avances hay en la causa. Entre otras cosas descubrió también que Arancibia tiene una denuncia previa por violencia de género.
Karen era la segunda hija del matrimonio de Garnica con su esposo de toda la vida. Vivió desde que nació en Isidro Casanova, en donde todavía habita su familia.
