El consumo aparente de carne vacuna es el menor de las últimas tres décadas. Es que el cálculo per cápita fue el equivalente a 42,6 kilos por año en marzo de 2024, ubicándose 18,5% por debajo del verificado en marzo de 2023. Así lo consignó un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (CICCRA).
Así, el promedio móvil de los últimos doce meses del consumo aparente de carne vacuna quedó en 50 kilos por habitante al año, es decir 4,2% por debajo del promedio de un año atrás. Incluso los números bajaron en lo que hace a la industria frigorífica vacuna: en el trimestre enero-marzo, produjo 745 mil toneladas, un 7,6% menos que en el primer trimestre de 2023.
De todos modos, la baja de consumo de carne se explica por otra razón, y es por el valor al que llegó el precio en los mostradores. Como es sabido, si bien la inflación de marzo bajó en relación a la computada en meses anteriores, se ubicó igual en un 11,5% por encima de la registrada en febrero en el conurbano bonaerense.
Así, en comparación con mismo mes de 2023, la suba de precios de la economía es de 289,9%, nivel que de ninguna manera alcanzaron los salarios. Y los valores de los cortes de carne no pegaron el salto que sufrieron entre diciembre y enero, es real, pero quedaron estabilizados allá arriba, imposible para el bolsillo medio. Así, lo primero que se reemplaza es este tipo de productos.
Con todo, el rubro ‘carnes y derivados’ tuvo una suba de 9,8% mensual, es decir 0,7 puntos porcentuales mayor a la de febrero, pero continuó siendo uno de los que menores subas registró, dejando afuera del análisis a los estacionales. En el caso de los cortes vacunos el alza fue de 9,5%, mientras que en el caso del pollo llegó a 13,1%. El verdadero problema es el promedio en el que se escalonaron, y desde donde no bajan.