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jueves, marzo 27, 2025
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Denunció al padre de su hija por el abuso de la nena y se enteró en la justicia que también había manoseado a su sobrina

Como todo caso de abuso sexual, en este caso agravado por el vínculo al haberse cometido por su propio padre, lo primero e indispensable a cuidar es la identidad de la víctima, para protegerla y que no quede marcada de por vida.

B. es la mamá de la chiquita en cuestión, y atendió vía telefónica a Primer Plano Online para narrar la odisea que atraviesa desde que descubrió las situaciones a las que fue sometida su pequeña hija, de apenas 4 años. Ella tiene 34 y está separada del padre de la niña desde que la beba tenía un año y medio.

Decidió radicar una denuncia por abuso luego de charlar con la chiquita en su habitación a través de un juego, al notar una conducta rara cuando volvía de la casa del papá. Allí, jugando, la menor le mostraba cuáles eran las situaciones a las que era sometidas, naturalmente sin saber de qué se trataba. No lo hizo en un marco de tensión sino con una sonrisa, pero describía en la escena las vejaciones que le propinaba en hombre.

En concreto refería a un manoseo en la zona genital, sin penetración pero con una continuidad que hasta le provocó irritación. Después de aquella charla y de una especie de revisión que la mamá realizó, B. decidió exponer el caso ante la Comisaría de la Mujer y Familia de Hurlingham el pasado 9 de marzo, la mañana posterior a la charla.

La causa quedó radicada en la UFI Nº 11 de Morón, especializada en violencia de género e intrafamiliar, desde donde se emitió una restricción perimetral de acercamiento del sujeto hacia la nena y su madre. Desde ese entonces el padre, que es técnico electrónico y trabaja en una empresa de transporte también radicada en Hurlingham dejó de ver a la nena. Y de pasarle la mensualidad por manutención a la madre.

Recién el viernes de la semana anterior, B. fue llamada a ratificar la denuncia en la Fiscalía, aunque lo único que hizo fue contar lo que había expuesto en la denuncia inicial. Instancias de prueba como una Cámara Gesell o entrevista psicológica con la niña todavía no tienen fecha alguna de realización.

La mujer convivió con su expareja durante dos años y medio y se separó de él porque, según narró a Primer Plano Online, “es adicto a las drogas, me sometía a situaciones de violencia y tiene una doble personalidad, muy manipuladora: de una manera en la calle y muy oscuro en la intimidad, con formas muy distintas para relacionarse”.

Después de la declaración en sede judicial, B. se enteró que el hombre también tenía una denuncia idéntica por parte de su propia hermana, que lo acusa por el abuso de la hija (la sobrina del sujeto). Lo insólito de la secuencia es que el papá de la nena, denunciado por abuso, se presentó en la justicia a pedir la restitución de la chiquita, o al menos que la dejen verla. Otro dato que no hace al fondo de la cuestión es que se trata de un integrante de una banda de rock local, que suele participar de eventos libertarios.

Hoy sábado por la tarde la organización Furia Feminista caminará con B. desde la estación William Morris las siete cuadras que separan ese lugar geográfico de la casa del acusado para hacerle saber al barrio que allí vive una persona sospechada de haber cometido abusos contra su propia hija. “El miedo más grande que tenemos las mamás que enfrentamos esta lucha es que nuestros hijos se revinculen con sus abusadores”, cerró B. En la esquina de Juan de Garay al 3.300 dejarán carteles avisando a los vecinos de quién se trata.

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