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martes, diciembre 3, 2024
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Del genial Eduardo Sacheri: “Los argentinos estamos todo el tiempo con la tentación de convertirnos en garcas porque no queremos sentirnos giles”

“Somos una sociedad extremadamente individualista, y la ley nos incomoda. Estamos todo el tiempo navegando en un dilema moral entre cumplimos la ley, aceptamos el sistema, o como aquél no la va a cumplir y no va a haber sanción en su contra yo hago lo mismo”.

Eduardo Sacheri, el genial escritor oriundo de la zona oeste, disfruta por estas horas de las mieles del éxito que implicó la película La Odisea de los Giles, basada en su novela ‘La noche de la usina’. En ese texto, el autor se empapó en las peripecias de un grupo de vecinos de un pueblo bonaerense que fue estafado en su buena fe y cuyo dinero, en dólares, le quedó atrapado en el corralito bancario de finales de 2001, el principio del fin del gobierno de Fernando De la Rúa.

Aquel libro, que ganó el Premio Alfaguara, uno de los más prestigiosos en lengua española, en 2016, ahora hecho película acaba de obtener el Premio Goya, el más importante del cine español, en reconocimiento a la mejor película iberoamericana. Desde ese lugar Sacheri arriesga una profunda definición del ser nacional. Y asegura: “tenemos todo el tiempo la tentación de convertirnos en garcas porque no queremos sentirnos giles. Y, como nuestro sistema legal no funciona como debiera, la tentación es enorme”.

En conversación con el canal Todo Noticias, Sacheri ejemplificó su visión. “Estás en un embotellamiento en la ruta, en tu lugar, haciendo la fila y ¿cuánto tardan en pasarte por la banquina? ¿Un minuto, dos minutos? En ese momento sentís bronca, impotencia y envidia. Porque te da bronca que vos estás cumpliendo la ley, y terminás diciendo ¿y si yo hago lo mismo?”.

“Y siguió: “El tipo que se pasa en una cola también es un garca, en algo minúsculo. Pero no ignora que los otros que están en la fila tienen tantos deseos de llegar como él. Pero está esta cuestión de ‘yo me merezco llegar antes, tengo algún motivo para no cumplir la ley’”.

Para finalizar su tesis sobre la argentinidad, el escritor consideró que “la crisis de 2001 desnuda muy fuertemente lo peor de ese espíritu anárquico y anómico que tenemos, y nos lanzó a un sálvese quien pueda extremadamente fuerte, porque erosionó las certezas propias de una vieja Argentina, vinculada a la idea del progreso que nos inculcaron, eso de ahorremos, esforcémonos, seamos precavidos a largo plazo. Y eso terminó imponiendo la idea de ‘voy a hacer la mía hoy porque cumplimos todo y nos arruinaron’. Estamos aún pagando las consecuencias emocionales o morales de esa crisis”.

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