No es difícil señalar que el futbolista símbolo del Deportivo Morón, goleador histórico y emblema del club es Damián Akerman. Hay un consenso general en relación a un jugador que llegó al oeste para ganarse, a fuerza de gritos y de romper redes rivales, un cariño que se aprecia como inquebrantable. Con 41 años y ya siendo abuelo, lleva 18 de su vida en el ‘Gallo’, que es parte destacada de su carrera, en la que convirtió nada más y nada menos que 160 goles.
Nadie se anima a hablarle del retiro, porque físicamente permanece intacto y con ganas de seguir sintiendo la adrenalina del entrenamiento cotidiano. Pero una vertiente asoma en su horizonte: se está por recibir de director técnico, luego de hacer una carrera con la que “me enganché bastante”, pese a que “no soy un enfermo del fútbol”.
“Puedo ver jugadores y decir si son buenos o no”, afirmó durante una entrevista mano a mano con Adrián Noriega en la emisión semanal del programa periodístico Primer Plano por la señal Somos, en los estudios de Cablevisión. “El futbolista tiene un ojo mucho más refinado que el resto. No alcanza solamente con estar mirando fútbol las 24 horas del día”, refirió.
¿Es una chance concreta que Damián cuelgue los botines y se ponga a dirigir?. No, para nada. “No quiere decir que vaya a dirigir, pero sí está abierta la posibilidad. Tener el título es un gran paso”, completó. ¿Alguien tendrá en mente la opción de Akerman para hacerse cargo del plantel del Deportivo Morón tras la abrupta salida de Bovaglio?
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Durante la entrevista con Primer Plano, el goleador histórico recordó el mejor tanto de los varios que convirtió con la camiseta del ‘Gallo’, ante Estudiantes de Buenos Aires, uno de los rivales favoritos a la hora de festejar junto a Defensores de Belgrano, Tristán Suárez y Central Córdoba de Rosario. No hay que olvidar que en esta campaña que terminó el sábado ante Quilmes Akerman tuvo su último grito: fue contra Ferro, de penal, en el Francisco Urbano.
Por ahora, el horizonte de Damián es descansar unos días luego de la tensión que dejó el campeonato. No cierra la puerta de ninguna opción: seguir en Morón si le dan la chance, en otro club o también retirarse si es que el cansancio lo vence y prefiere cambiar de rumbo. «Voy a pensar en frío para tomar la decisión que crea correcta y no arrepentirme», concluyó.