El técnico del Deportivo Morón, Cristian Díaz, todavía no conoce lo que es ganar y gritar al menos un gol en el banco del ‘Gallo’. Desde hace casi un mes, cuando tomó el mando del plantel, el equipo cayó 3 a 0 como visitante de Temperley, y consiguió dos 0 a 0 contra Brown en Adrogué y ayer ante Almagro.
Lo cierto es que, en medio de una plantilla que fue perdiendo futbolistas y sumando otros, de los cuales dos todavía no debutaron (Lautaro Disanto y Matías Castro), el entrenador no pierde la cabeza por lo que fueron sus tres partidos al mando. Desde afuera, y no por exclusiva responsabilidad de él, lo que se observa es un equipo sin alma, que no se sabe a lo que juega.
“Valoro la actitud y la entrega de los muchachos. Tenemos que conseguir que los de adelante sean más punzantes. Creo que el partido lo controlamos bien, pero a la hora de atacar no tomamos decisiones correctas”, reflexionó Díaz tras el empate con Almagro en un Francisco Urbano con muy poca concurrencia.
“Estamos en la búsqueda de tratar de sumar y ser un equipo duro. La reconstrucción demanda tiempo. Vemos que está mostrando cosas, pero no me voy contento ni mucho menos: sí conforme con la entrega de los futbolistas y el orden táctico, algo en lo que hago mucho hincapié”, estimó el entrenador.
Lejos de dramatizar el momento, Cristian Díaz respondió con templanza las preguntas del periodismo partidario que lo aguardó tras el cotejo. “El Reducido es una meta que no se va, que permanece. Pero ahora tenemos en mente la reconstrucción y contagiar a la gente, para lo que es clave la victoria, que esperemos que llegue cuanto antes”, señaló.
Y tampoco le escapó a la reflexión sobre el campo de juego, que devolvió más marrón que verde e hizo picar la pelota para cualquier lado. “En la búsqueda de desarrollar las cosas que trabajamos, en nuestra cancha tenemos más posibilidades por las dimensiones, aunque el estado del campo de juego nos complica”, indicó. Y aclaró que la búsqueda de mejoras tiene coincidencias plenas con la dirigencia del club.
Para finalizar, una interpretación sobre el momento de bajísimo nivel individual que atraviesan algunos muchachos. Citó el caso de Matías Romero, el delantero que ayer tuvo en sus pies la chance más clara del juego para convertir y falló en el mano a mano con el arquero visitante. “Siento que el equipo tiene que ir recuperando la confianza, que es algo tangible como otros aspectos del sentir del futbolista”, concluyó.