Eduardo David Ojeda fue asesinado el jueves pasado en William Morris, más concretamente en el barrio San Damián. Por circunstancias que se intentan establecer, el muchacho, de 37 años, recibió dos disparos (uno en el pecho y otro en la pierna) cuando se dirigió en persona hasta una vivienda ubicada en la calle Cañuelas, entre Ojeda y Liosanga, a buscar a Carla, su ex novia, pero desde adentro de la casa salió un conocido de su ex pareja y le disparó dos veces a quemarropa.
Lo dramático del hecho, además de la historia a la que accedió Primer Plano On Line, es que la víctima murió desangrada en el lugar, dado que la asistencia médica tardó 40 minutos en llegar y, según le dijo la familia a éste medio, la Policía se negó a trasladarlo a un centro asistencial. Por detrás del crimen subyace una historia propia del submundo del conurbano bonaerense, donde se mezclan relaciones de amor con delito y personajes hasta cinematográficos.
Según relataron Víctor, hermano de Eduardo, y ‘Bety’, la madre del fallecido, la vida del muchacho dio un vuelco cuando terminó su relación con Carla, la novia con la que estuvo en pareja varios años, y comenzó a vincularse amorosamente con una mujer que vive exactamente a tres casas de la suya, llamada Adriana. En rigor, según ambos contaron, se trata de una persona señalada en el barrio por estar vinculada a la venta de drogas y otros delitos. Incluso, la noche de su muerte, Ojeda había vendido por $1800 unas bolsas de cascotes que había adquirido previamente para comenzar a rellenar la losa de la casa de su mamá y empezar a construir hacia arriba para poder instalarse allí.

Pero por causas que no están claras, el muchacho volvió esa noche a su casa y le contó a su mamá que “Adriana se quedó con toda la plata”, e informó que iba a ir hasta lo de Carla “a buscarla para charlar”. Pero al llegar al domicilio de su ex, del cual lo separaban cuatro cuadras, fue atacado a balazos y su vida se apagó a los pocos minutos del ataque. Por el hecho todavía no hay detenidos, aunque la familia del joven baleado asegura saber quién fue el asesino y lo está denunciando en las redes con nombre y fotos. “El que disparó vive a siete cuadras de acá, y estaba con su papá en la casa de Carla. Ahora sabemos que está escondido en José C. Paz y le pedimos a la Policía que lo vaya a buscar”, señaló Bety a Primer Plano On Line.
Otro hecho que llamó la atención de la familia es que los investigadores les informaron que el cuerpo de Eduardo estaba boca arriba, y que en su poder «había dos cuchillos», que fuentes policiales definieron como «una faca y una navaja». La familia desmiente que esos elementos cortantes pertenezcan al fallecido, y sospecha que se los plantaron para intentar hacer pasar por una suerte de defensa frente a un ataque la balacera que sufrió. “Hace cuatro días enterré a mi hijo. Imagínese lo antinatural que es esto para una mamá. Yo lo único que pido es justicia para que el asesino pague por lo que hizo”, concluyó la madre de la víctima.