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miércoles, enero 22, 2025
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Conmoción en Centro Español por la muerte de un hijo pródigo: la fulminante enfermedad que sufrió

A Joaquín Noriega no había mejor manera de despedirlo que con un sol a pleno, las instalaciones del club de toda su vida abiertas y la comunidad deportiva reunida para darle las gracias por la huella que dejó. “Él era ruidoso, un pibe súper amigable que generaba muchos vínculos y contagiaba su fanatismo por lo que amaba”, lo evocó Nancy, su mamá.

El humilde club Centro Español de Villa Sarmiento, en Morón, despidió a uno de sus hijos pródigos. Había comenzado su paso por la entidad cuando apenas tenía tres años y siguió siempre vinculado: actualmente era el encargado del gimnasio luego de haber jugado al baby y futsal. Una vida ligada al deporte, a la vida sana que se apagó de repente.

El jueves 18 de mayo Joaquín le pidió a su mamá que lo lleve al trabajo. “No me siento bien”, le explicó pero sin alarmarla. El estado gripal propio del cambio de clima y los virus respiratorios que circulan eran una lectura posible del cuadro. Así lo entendieron incluso los médicos que lo atendieron inicialmente en el hospital San Juan de Dios, de Ramos Mejía.

“Nos hicieron esperar cuatro horas y, como tenía fiebre y tos y había mucha gente, no nos atendieron. Y nos volvimos”, rememoró Nancy. Ella es trabajadora de la salud: es fonoaudióloga en el hospital Simplemente Evita de González Catán. “Nunca se enfermaba, por eso era muy extraña la fiebre que tenía. Lo llevé al hospital en el que trabajo, lo atendieron y también lo mandaron a casa”, reveló su mamá.

La salud de Joaquín, de todos modos, se estaba deteriorando a paso rápido. Escupió flema con sangre, pero le dijeron que era producto del estado gripal. Jugó Huracán el domingo pasado, club del cual era fanático, y no quiso ver el partido ni por televisión. El lunes, cuando Nancy se fue a trabajar, dejó a su hijo al cuidado del papá, del que está separado pero con quien mantiene una buena relación.

“Mamá, no puedo hablar. Tengo miedo”, fue lo que le dijo el chico a su madre mientras ella viajaba rumbo a su lugar de trabajo. El padre llegó a la casa y lo trasladó de urgencia nuevamente al San Juan de Dios. A la hora en que Nancy arribó ya su hijo estaba en el resonador: le encontraron unos nódulos en el cerebro que luego terminó siendo un derrame producto de un accidente cerebro vascular (ACV).

Ahí recibieron el diagnóstico: ese cuadro había sido provocado por una leucemia promielocítica aguda, un tipo de enfermedad fulminante que se presentó en su organismo de manera brusca por una mutación genética y que no hay manera de descubrirla. “Él quería ser militar y se hacía estudios permanentemente. Y no saltó nunca nada en ningún estudio. La leucemia lo que hizo fue desangrarlo”, describió Nancy.

“La paz que siento me la dio él”, señaló Nancy, la mamá de Joaquín

Conmovida y desgarrada por el dolor, la mujer tiene palabras de gratitud para con el equipo médico que le tocó. “Ellos mismos compraron la primera quimioterapia porque no había tiempo que perder hasta que la obra social entregara el dinero. La verdad, hicieron todo lo humanamente posible para salvarlo”, enfatizó la mamá. Las causas del deceso fueron una hipertensión endocraneana con hemorragia intraparenquimatosa cerebral producida por la leucemia.

Nancy en todo momento apela a una sonrisa para recordar a su hijo. Y evoca la última charla en terapia, cuando ya el joven no tenía fuerzas. “Le pedí la clave de su teléfono y me respondió que no con la cabeza”, señaló en la charla con este medio. “Mantuvo el buen humor hasta el final y su amor por Huracán hasta el último aliento, porque como pudo habló con un enfermero”, contó la madre.

El martes Joaquín tuvo que ser intubado y ya prácticamente había muy poco por hacer más que aguardar un milagro. El jueves, después de cuidarlo toda la noche y antes de irse a su casa un rato, lo tocó y sus manos hervían. “Sentía en la panza algo especial, como cuando un bebé está por nacer”, puntualizó. Al ratito recibió el llamado de su exmarido para informarle que había fallecido.

Después de despedirlo en la cochería, en el cementerio y en el club Centro Español, Nancy junto a su otro hijo Andrés y los otros dos hermanos de Joaquín por parte del papá, Rodrigo y Lautaro, a los que amaba, la mamá reflexionó sobre la huella que dejó su hijo. “La paz que siento me la dio él. Yo le pedía signos que me indicaran que él estaba bien y me los dio todos: desde la salida del sol en el momento que estábamos entregando el cajón hasta la aparición de mariposas en el entierro y en la suelta de globos en el club”, subrayó.

Joaquín vivía a dos cuadras del hospital Posadas, una zona en la que se fundan Haedo, Villa Sarmiento y El Palomar. Ese fue su barrio de toda la vida y egresado de la Primaria 21, de la Escuela Argentina del Oeste (EAO), del Elmina Paz de Gallo, histórico miembro de Centro Español con amigos en el Social Club, la otra entidad de la zona. “Fue un pibe que convirtió a la gente con la que se cruzó”, cerró su mamá.

Joaquín en la cancha de Huracán, el club de sus amores a la par que Centro Español, su segunda casa

Otro testimonio, en este caso fuera del entorno familiar, que recordó a Joaquín con conversación con este medio es el de Pablo Rojo, coordinador general del baby de Centro Español y actual vocal primero de la comisión directiva. “Nos va costar muchísimo salir delante de este durísimo golpe. Era un tipo lleno de felicidad, del que siempre voy a a recordar lo bueno que era con los chicos”, señaló. En la conducción del club no descartan rendirle un homenaje permanente al muchacho en la sede para que su nombre esté resaltado junto a su inolvidable trayecto.

En igual proporción un elemento valorado por la familia en medio de la tragedia fue la enorme movilidad social que causó el pedido de dadores de sangre que compartieron cientos de personas en redes sociales. “Fue muy impactante ver los resultados. La solidaridad en la gente sigue intacta. De hecho, un hombre que estaba en el público mientras se le tributaba la despedida a Joaco en el hospital levantó la mano y contó que no lo había conocido en vida pero que se puso a orar por él luego de ver los pedidos. Fue muy movilizante”, cerró Ámbar Rusi, madrina de Joaquín y otra de las personas que habló con Primer Plano Online para la elaboración de este artículo.

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