Si bien será cada provincia la encargada de tomar su propia decisión según el registro epidemiológico del momento, lo cierto es que la idea que toma mayor fuerza para las regiones con mayor cantidad de contagios de Covid-19 es la de adelantar una semana y estirar a 21 días el receso invernal. Así se desprende de lo que se habló en el Consejo Federal de Educación, organismo que nuclea a representantes de todo el país.
Sin embargo, después de ese encuentro, el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, dejó entrever una posibilidad concreta que podría adoptarse en las jurisdicciones con mayor tensión de su sistema sanitario por la pandemia, siempre con el objetivo de disminuir la circulación: que el receso escolar invernal, que en principio está previsto desde el 19 hasta el 30 de julio, se amplíe por una semana.
Es decir, que en vez de 14 sea de 21 días, y que se adelante, por lo cual podría comenzar el 12 de ese mes, con la llegada de lo más crudo del invierno. O quizá incluso antes, si así lo evalúan los sanitaristas, para que julio sea un mes con la menor circulación posible de personas “ya que todo hace suponer que en agosto y en septiembre podremos ir robusteciendo la presencialidad”, explicó.
“En caso de que se puedan adelantar las vacaciones, queremos que sea para disminuir la circulación de personas, y que eso pueda robustecer el proceso de presencialidad finalizado el receso”, precisó el ministro. Siempre, consideró, con la chance concreta de que se recuperen los días a fin de año, con la llegada del verano.
“Modificar el calendario escolar tiene un costo educativo, vinculado a la organización, a que estarán finalizando ciertos procesos de aprendizaje y las instancias de evaluación, pero estamos dispuestos como sistema educativo a hacerlo si se considera necesario”, completó Trotta.