Maxi Bianchi tenía apenas tenía 20 años, pero ya se había recibido de técnico electromecánico. Hacía apenas un mes había empezado a trabajar. La noche del viernes 11 de julio de 2015 se juntó con sus amigos con otro ánimo, porque había cobrado su primer sueldo. Fueron hasta el complejo Showcenter, de Haedo, donde estuvieron unas horas, y de ahí partieron hacia la Plaza Alsina de Villa Sarmiento.
Estaban adentro de un Volkswagen Gol Trend esperando a que sea la hora para ir a bailar, cuando al menos cuatro delincuentes armados los obligaron a bajar del auto, darles sus pertenencias y acostarse boca abajo. El dinero, los celulares y las llaves del auto no alcanzaron: antes de irse, uno de los ladrones le disparó a Maxi por la espalda. La bala entró por la nuca y le dio muerte de manera instantánea.
Sólo alcanzó a usar 100 pesos de ese salario para comprar una funda de celular. Cinco minutos antes del crimen lo había llamado la mamá, y el joven le aseguró: “Ya voy para allá, mamá”. Pero nunca llegó a su casa.
Roberto Bianchi es el papá de Maxi. Primer Plano On Line lo encontró hace unos meses participando en la marcha que realizaron vecinos de El Palomar por el crimen de Miryam Coppolillo. Ahora, en una entrevista breve, con pocas palabras en cada respuesta, el hombre asegura que sigue estando en cada convocatoria que realizan desde los barrios para mejorar las condiciones de seguridad.
Y afirma: “Tanto la seguridad como la justicia tienen sus limitaciones presupuestarias. Hay que mejorar, dándole más personal y más formación. La justicia está un poco mejor paga; la seguridad está muy mal paga”. No se considera un especialista en el tema, pero sí empezó a conocer más sobre el funcionamiento de ambas estructuras a partir del asesinato de su hijo.
Por el crimen de Maxi hay en total cinco detenidos. Dos de ellos son menores, y están en la instancia de un juicio abreviado: van a pedir 16 años para el que disparó y 10 al cómplice, que estaba de chofer. Los otros tres son mayores, y la fiscalía va a pedir perpetua para ellos. Los cinco integraban una misma banda. “Uno de los detenidos creo que es hermano de uno de los presos por el caso de Miryam. Eran todos de la villa Carlos Gardel”, explica. También manifiesta que todavía no hay fecha para el inicio del juicio.
Cuando Primer Plano On Line le pide una reflexión sobre lo ocurrido con su hijo y cómo se hace para seguir adelante, Roberto sólo atinó a responder “es difícil” tras un largo suspiro. Luego toma impulso y completa la frase: “Es un vacío. El único consuelo es que esta gente está detenida, al menos por un tiempo, y que no va a seguir haciendo mal. Lo que le dije al intendente anterior y al actual: la seguridad la hacemos entre todos. No tiene color político, ni es de derecha, izquierda o centro. Tenemos que participar todos”.
Tengo otra hija, Vanina, de 35 años, y dos nietos. Allí radica su fortaleza para continuar frente a una ausencia permanente que nada puede cubrirla.