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jueves, febrero 13, 2025
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Caso Lechuga Pérez Algaba: por qué la justicia liberó a los dos vecinos de Hurlingham involucrados

Matías Ezequiel Gil y Fernando Gastón Martín Carrizo fueron dejados en libertad por la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Lomas de Zamora. Lo más impactante del fallo es que no les quedó imputación alguna: el tribunal de alzada le pidió al fiscal que evalúe si corresponde algún delito subsidiario, como por ejemplo encubrimiento.

La justicia dio un vuelco inesperado a la investigación por el caso de Fernando ‘Lechuga’ Pérez Algaba, el empresario de la región oeste cuyo cadáver apareció descuartizado en un arroyo en Lomas de Zamora a mediados de año.

Es que la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones en lo Penal de ese Departamento Judicial ordenó la liberación inmediata de dos de los acusados, ambos vecinos de Hurlingham. Se trata de Matías Ezequiel Gil y Fernando Gastón Martín Carrizo, quienes fueron considerados por el fiscal Marcelo Domínguez como coautores del crimen. Ahora, sorpresivamente, la justicia los dejó afuera del expediente, con la posibilidad de que sean acusados de otro delito pero visiblemente menor en cuanto al monto de la pena, como un encubrimiento.

Para la Cámara, Gil y Carrizo “no pueden considerarse coautores del homicidio”. “No efectuaron los disparos que mataron a la víctima y, si eventualmente ayudaron y/o colaboraron luego del homicidio a deshacerse del cuerpo no está acreditado que esa conducta haya obedecido a una promesa anterior, sino más bien a ayudar a los autores a eludir las investigaciones y sustraerse de la acción de la justicia”, señala el fallo al que tuvo acceso Primer Plano Online.

El crimen de Lechuga Pérez Algaba
Maximiliano Pilepich, uno de los principales sospechosos por el crimen de Fernando Pérez Algaba

Como se recordará, los dos principales acusados del crimen de Pérez Algaba son Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas, quienes citaron al empresario en un terreno del predio que se construía en el barrio Renacer, de General Rodríguez, y lo asesinaron a balazos para evitar pagarle una deuda económica que mantenían con él. De ahí que la investigación incluyó entre los sospechosos a Gil y a Carrizo como parte del plan criminal. Es que ambos trabajaban con Pilepich haciendo distinto tipos de tareas.

Así lo reconoció Carrizo en sus declaraciones ante la justicia. Sobre Pilepich señaló que “es una persona a la que conozco desde muy chico” y que “siempre me dio changas para hacer, primero lavando sus autos, después haciendo trabajos de mantenimiento o pintura”. “Poseo una incapacidad física por un accidente que tuve hace años, y por el que debo tomar medicación para no convulsionar. El día que sucedieron los hechos que me están imputando me encontraba llegando a mi casa de comprar un pollo en William Morris para cenar junto a mi hijo menor y su madre”, atestiguó para explicar que no estuvo con él la jornada del 18 de julio, día del crimen de Pérez Algaba.

No fui a General Rodríguez el día de los hechos; no planifiqué ni supe de ningún homicidio que fuera a suceder; mucho menos, jamás le disparé o presencié el momento de la muerte de la víctima de autos”, aseguró. Además, especificó que “no poseía ninguna deuda con Pérez Algaba”.

Crimen de Lechuga Pérez Algaba
En ese predio de General Rodríguez ocurrió el crimen: el cadáver luego apareció descuartizado en Lomas de Zamora

Matías Gil, por su parte, indicó que “jamás me vi involucrado en una causa penal, mucho menos de estas características”. “A Maximiliano Pilepich lo conocí cuando realizaba tareas de mensajería y repartos. Con el correr del tiempo me contrataba con mayor periodicidad para realizar tareas de confianza, como por ejemplo ir al banco o llevar documentación a destinos. Hasta que un día, me dice algo así como ‘a ver si te dejás de joder con la motito y venís a trabajar conmigo’”, reveló.

También explicó que aquella noche recibió un llamado de Pilepich después de jugar al paddle con su entrenador en el club La Pala de Bella Vista. “Mientras me encontraba tomando un café recibo un llamado de Maximiliano quien me dice que se sentía mal y que por favor me acercara hasta la Farmacia ubicada en el denominado Puente Gnecco. Salgo a bordo del VolskWagen Polo de color azul, freno en la estación de servicio AXION que se encuentra ubicada en el camino del Buen Ayre a cargar combustible y a comprarme algo para tomar”, describió.

“El punto de encuentro era conocido porque cada tanto Maximiliano me pedía que vaya a comprarle Ibuprofeno (que ahí vendían en tamaño grande) y lo que fuera necesario”, subrayó. Es decir, tampoco nada que no fuera habitual en una relación entre empleador y empleado, sin horarios ni límites para las llamadas telefónicas. Sólo que el patrón tenía las manos manchadas con sangre.

Crimen de Fernando Pérez Algaba
El abogado Yamil Castro Bianchi aseguró que Matías Gil y Gastón Carrizo «no participaron de ningún plan criminal»

El abogado de ambos, Yamil Castro Bianchi, los puso a derecho ni bien supo que eran buscados. Y reiteró ante la Cámara de Apelaciones los conceptos que había manifestado ante el juez de Garantías. “Hay errores en la valoración de la prueba. Se intentaron forzar cuestiones objetivas, como es la ubicación de los teléfonos y las antenas, para acomodarlas a una versión policíaca que cierre”, esgrimió el letrado, que en el mismo acto pidió un cambio de calificación para sus defendidos y la morigeración de las condiciones de detención como un arresto domiciliario monitoreado.

Ahora el tribunal de alzada no sólo le dio la razón al planteo sino que, además, deja afuera del caso a ambos, salvo que la Fiscalía considere que les cabe alguna imputación diferente. “La eventual ayuda o colaboración que pudieron haber prestado Carrizo y Gil después de consumado el homicidio, aportando movilidad y/o logística o una actividad tendiente a lograr deshacerse del cuerpo puede, en todo caso, constituir otro delito”, señaló la Cámara. Pero como no existe imputación alternativa, cosa que se puede modificar en cualquier momento, la justicia ordenó sus liberaciones inmediatas.

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