Una condena ejemplar e histórica ratificada. Los jueces Ricardo Borinsky y Víctor Violini, de la Sala 3 del Tribunal de Casación Penal bonaerense, rechazaron por “inadmisible” el recurso de inaplicabilidad de la ley presentado por la defensa del empresario Alejandro Rosario Manuel Leguizamón, condenado a 50 años de prisión por los reiterados abusos sexuales de los que fueron víctimas sus propias hijas.
Entre otras cosas, la queja esgrimida fue porque el caso se abordó “desde una perspectiva de género, sin valorar que (Leguizamón) fue víctima de una componenda familiar” para “encarcelarlo y apropiarse de sus bienes”. Su abogada, incluso, solicitó que se declare la “nulidad” de la sentencia y que su asistido sea “absuelto”.
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De este modo, si bien le queda la instancia de la Suprema Corte, con este antecedente de rechazo es prácticamente imposible que el máximo tribunal adopte otro camino si es que el empresario decide apelar la condena, que fue dictada por el Tribunal Oral Criminal Nº 1 de Morón, integrado por la jueza Mariana Maldonado y sus pares Juan Carlos Uboldi y Claudio Chaminade, quienes aplicaron la pena máxima establecida en el Código Penal tras un juicio en que se ventilaron los padecimientos de las hermanas Leguizamón.
Los 50 años de prisión fueron en orden a los delitos de abuso sexual, abuso sexual gravemente ultrajante para la víctima reiterados -tres hechos-, abuso sexual con acceso carnal reiterados -en nueve oportunidades-, todos ellos agravados por haber sido cometido por ascendiente y por la situación de convivencia preexistente, todos concursados realmente entre sí y en concurso ideal con corrupción agravada por la violencia ejercida, las amenazas utilizadas y por ser el autor ascendiente y conviviente reiterada -tres oportunidades-, todo ello en concurso real con tenencia ilegal de arma de guerra. Es veredicto coincidió con lo solicitado en su alegato por el fiscal Pablo Masferrer y por el abogado de las víctimas, Yamil Castro Bianchi.
Las vejaciones del ahora condenado sucedieron en la vivienda en la que convivían, sobre la calle Presidente Ortiz al 3.400, en Castelar sur, y en otros lugares que las víctimas fueron identificando en el tiempo. Cuando los hechos se ventilaron en el juicio, la mamá de las chicas definió como “un monstruo” al padre de ellas. Lo único a lo que atinó Leguizamón fue a descalificar las denuncias en su contra y sólo reconoció que “alguna vez se me fue la mano”.
Las hermanas que padecieron los sometimientos reflexionaron que “haber conseguido justicia nos da paz para el futuro de nuestros hijos”.
LAS VARIAS NOTAS QUE PUBLICÓ PRIMER PLANO ONLINE SOBRE EL ABERRANTE CASO
-La reacción de las hijas tras su detención
-“Lo mío con vos no es abuso, es incesto”
-El dramático testimonio de las víctimas
-El comienzo del juicio
-El pedido de condena
-La paz tras el fallo