Argentino Piccoli nació el 10 de mayo de 1931. Llegó al mundo y creció en la ciudad de Caá Catí, provincia de Corrientes. Hace 62 años se radicó junto a su esposa Dora en el barrio Villa Las Naciones de Ituzaingó. Con ella viven una gran historia de amor que contabiliza 68 años de casados y mutua admiración. En diálogo con Primer Plano Online, sobre su compañera de ruta que lo acompañó durante todos estos años codo a codo, Argentino describe: “es una mujer honesta, inteligente y trabajadora”.
En el año 1956 juntos formaron parte de la comisión directiva de la sociedad de fomento Villa Las Naciones y pusieron manos a la obra para comenzar a construir los espacios de sociabilidad del barrio. Sábados y domingos, a pico y pala realizaron el asfalto de la calle Haití, con la colaboración de la Empresa 216 de colectivos, para que el transporte pudiera acceder y hacer el recorrido por el vecindario.
Asimismo, comprometidos a fondo con la comunidad, edificaron la salita de primeros auxilios de la calle Haití y Turquía que contaba con todas las especialidades y la parroquia Nuestra Señora de Fátima. También trabajaron arduamente en el centro de jubilados del barrio y las cooperadoras de las escuelas cercanas, de cosechando muchas amistades que los acompañan hasta hoy.
Pero la vida de don Píccoli ya prometía estar plagada de aventuras desde su adolescencia. En los años ’40, a sus 16, con ansias de cumplir el sueño de viajar alrededor del mundo, se enlistó en la Marina Argentina. Allí, luego de algunos años, la fuerza incorporó un radar que el vecino de Ituzaingó aprendió a utilizar y esta circunstancia le permitió incorporarse como tripulante a cargo de los radares del crucero escuela ‘La Argentina’ para realizar el primer viaje a Europa.
El desembarco del buque fue en la ciudad de Boulogne Sur Mer, en Francia, un 17 de agosto de 1950 donde se conmemoraba el centenario de la muerte del General San Martín. Allí, bajo una lluvia intensa, Argentino fue parte de un histórico homenaje en el que desfiló junto a sus compañeros frente al monumento del Libertador de América. Entre lágrimas recuerda: “Lo más emocionante para nosotros fue el calor con el que nos recibió la gente. Se desesperaban por atendernos, no lo podíamos creer”.
De esta forma, logró cumplir con creces su sueño ya que en su travesía también pudo conocer Inglaterra, Dinamarca, Estados Unidos y España.
Hoy, con 90 años recién cumplidos, jubilado de la Policía Federal y con la primera dosis de la vacuna Sputnik V aplicada, asegura haber tenido una vida plena y feliz: “Agradezco a Dios por todos estos años hermosos y llenos de momentos de felicidad. Aunque perdí un hijo, entiendo que eso también es parte de la vida. Pude disfrutarla mucho aun cuando no tenía nada y también ahora que me toca estar en casa y tranquilo”, concluyó.